Una denuncia por una estafa telefónica interpuesta en 2014 en Cádiz permitió que el Grupo de Delitos Tecnológicos de la Policía Nacional iniciara una investigación que ha permitido detener a 60 personas en la provincia de Málaga. Según comentaron ayer fuentes de la investigación, se calcula que la estafa se acercaría a los 4,8 millones de euros. Además, se han analizado 140.000 llamadas y existen unos 30.000 afectados diferentes en toda España.
La organización criminal estaba integrada por el cabecilla, de 51 años, su hermana, de 44 y su madre, de 76, a la que utilizaban como testaferro. Los implicados, que tenían a su cargo a 57 teleoperadoras, estafaban a sus víctimas mediante falsas ofertas de trabajo de gigoló por internet, y se les acusa de estafa continuada, blanqueo de capitales y pertenencia a grupo criminal.
Las falsas ofertas se insertaban en páginas de contactos en internet y a través de redes sociales. Decían buscar a hombres dispuestos a mantener relaciones sexuales con mujeres o actuar como sus acompañantes y les ofrecían sueldos de 700 u 800 euros. Una vez que los interesados llamaban al número de teléfono del anuncio eran desviados a líneas 803 de tarifación adicional con el pretexto de confeccionar un perfil personal, constituyéndose el primero de los engaños.
Con el dinero estafado se pagaba en negro a las teleoperadores. Los cabecillas se habrían comprado bienes como vehículos de lujo (Porsche y BMW). Además, el líder de la trama vivía en La Moraleja, en Madrid.
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