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Andalucía

El PSOE andaluz reclama un giro ante el desapego de la izquierda

  • Núñez Feijóo conjura el 'síndrome andaluz': las políticas de Mariano Rajoy no le han restado, tampoco a Basagoiti.

PRIMERA preocupación relatada anoche desde del PSOE andaluz, cuyo secretario general, José Antonio Griñán, se ha convertido en uno de los dos únicos presidentes socialistas de comunidades autónomas que quedan en España: el aumento de la abstención y el deslizamiento de una parte del electorado, tanto en Galicia como en el País Vasco, hacia fuerzas más radicales; especialmente grave, en este último caso, donde Bildu se acercó bastante al PNV, pero no tanto como lo esperado. En definitiva: que la izquierda se aleja del PSOE y sufre más el desapego de los ciudadanos hacia la política, mientras el PP salva la cara a pesar de las reformas y los recortes asociados al objetivo del déficit.

Segunda preocupación en el PSOE andaluz, pero la principal: el descalabro socialista de "los Patxis" -Vázquez, en Galicia, y López, en Euskadi- debe llevar a una "profunda reflexión". A pesar de que Griñán se ha señalado en estos últimos meses en un aglutinador del descontento dentro del partido con el secretario general, Alfredo Pérez Rubalcaba, desde su entorno se explicó que sería "una locura" plantearse cualquier operación contra el hombre que hace ocho meses le ganó el congreso federal a Carme Chacón. Nadie le va a "mover la silla a Rubalcaba", se explicó, pero la dirección del PSOE andaluz quiere un cambio de estrategia del partido de cara a las elecciones catalanas del 25 de noviembre, un giro anclado en la propuesta federalista que Griñán lazó después la Diada y que, de momento, no ha tenido el eco esperado en la dirección de Ferraz. En definitiva, mayor relevancia para lo que se propone desde Andalucía.

Griñán cree que Rubalcaba se equivocó al no contar con Carme Chacón después del congreso federal de Sevilla, pero la elección del próximo candidato a las generales se presenta aún muy lejos. Eso sí, otras fuentes socialistas de Andalucía, y no precisamente cercanas a Griñán, sostienen que Rubalcaba no podrá aguantar en el puesto de secretario general si el descalabro de anoche se repite en las elecciones catalanas. Si ocurre eso, Griñán estará ahí para contar: es el presidente federal del PSOE y casi el único líder autonómico. El otro, es el de una comunidad uniprovincial: Asturias.

Griñán sí seguirá apoyando a Patxi López para intentar frenar el paso a Bildu: su apuesta va a ser la del pacto con el PNV para frenar el paso a los que, en ocasiones, ha llamado "fascistas" por su nacionalismo extremo y etnicista.

Primera reflexión en el PP andaluz: gran satisfacción por el respaldo que la amplia victoria de Alberto Núñez Feijóo le da a Mariano Rajoy. Galicia le ha proporcionado al presidente del Gobierno un balón de oxígeno en medio de una asfixia política. Galicia siempre fue un buen caladero de votos de los populares, pero el efecto de las reformas de Rajoy podía destruir, como pasó en Andalucía, la anunciada victoria que daban las encuestas. No ha sido así, casi más bien lo contrario. A pesar de las singularidades gallegas o de Feijóo, Rajoy gana tiempo. El síndrome andaluz ha quedado conjurado.

En Galicia y en Euskadi se ha reflejado el temor al que apuntan los socialistas andaluces: el PSOE pierde, pero la izquierda se refugia o en Xosé Manuel Beiras (ahora con Izquierda Unida) o abandona a Patxi López a pesar del intento del lehendakari de marcar distancias con las políticas del PP de Rajoy. El discurso socialista, por tanto, no cala entre el electorado progresista, que quizás no haya olvidado que hace sólo unos meses aún gobernaba en España José Luis Rodríguez Zapatero con una política más social que la del PP, pero que reformó la Constitución para introducir la ortodoxia del déficit. Falta de credibilidad por recuerdo que podría denominarse.

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