Andalucía

El juicio del espionaje acaba con ataques políticos y citas a la "guerra de las cajas"

El juicio por el presunto espionaje en las cajas de ahorros sevillanas quedó ayer visto para sentencia con alusiones de los abogados de la acusación a la "guerra de las cajas" que se libraba en 2001 y de la defensa al trasfondo político de la denuncia del PSOE andaluz contra el diario El Mundo.

Miguel Cuéllar, que ejerce la acusación en nombre de Miguel Ángel Pino, ex presidente de la Comisión de Control de Caja San Fernando, asegura en su informe que la noticia de El Mundo sobre el espionaje que supuestamente había sufrido Juan Manuel López Benjumea, entonces presidente de la caja, por orden de dirigentes socialistas era "radicalmente falsa" y sólo pretendía "viciar" el proceso de elección de cargos en la llamada "guerra de las cajas".

El Juzgado Penal 3 de Sevilla dejó visto para sentencia el juicio dirigido contra López Benjumea, el detective al que contrató, Joaquín Corpas, y dos periodistas de El Mundo, acusados de un delito de injurias por Manuel Chaves, como secretario general del PSOE-A, y otros dirigentes socialistas por la publicación en noviembre de 2001 de la noticia sobre el supuesto espionaje, que consideran falsa.

Los tres abogados de la acusación coincidieron en que el autor material de la falsificación del vídeo fue Benjumea y no el detective Corpas, por lo que los 180.000 euros que recibió fueron en pago "por su silencio", según afirmó la letrada Concha Malpica. Francisco Baena Bocanegra, defensor de López Benjumea, denunció el "pulso" que, a su juicio, ha entablado Manuel Chaves contra El Mundo por ser un medio "que le fastidia". Baena aseguró que los seguimientos a Benjumea existieron, aunque "otra cosa es que no se hayan demostrado".

La letrada Cristina Peña, que defiende a Francisco Rosell, director de El Mundo de Andalucía, y al periodista Javier Caraballo pidió la absolución porque la noticia tenía un interés público indudable y estaba confirmada por cuatro "fuentes fiables".

El abogado Miguel Salas, en nombre del detective Corpas, fue el único defensor que se unió a la tesis de que los seguimientos a Benjumea no existieron jamás.

El director de El Mundo en Andalucía declaró que la denuncia buscaba "un aviso a navegantes de la prensa en su conjunto".

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