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La vida de los músicos cuando termina la Pasión

  • Cultura. Representantes de dos bandas, Utrera y Alcalá de Guadaíra, reconocen que sus ganancias durante la Semana Santa sólo dan "para cubrir los gastos del resto del año"

El ojo público contempla un conjunto de sensaciones que, en perfecta armonía, pasa por delante con cadencia acompasada llenando los cinco sentidos de olores, texturas y colorido. En ese compendio, la agrupación musical juega un papel fundamental para las hermandades de la provincia. Pero, ¿qué pasa a partir de mañana? ¿Hay vida para estos músicos cuando termina la Semana Santa?

"En la actualidad, una banda nueva no puede vivir de esto, porque hay muchos gastos de desplazamiento, instrumentos, alquiler de locales...". El que habla es Javier Rivero, corneta y relaciones públicas de la Banda de Cornetas y Tambores Pasión y Esperanza de Utrera. Según su experiencia y conocimiento del sector, se pueden contar con los dedos de una mano los profesionales que viven de las marchas todo el año: compositores y directores musicales como Manuel Jesús Guerrero o Manuel Alejandro González Quini.

Cada conjunto de tambores y bombos cuesta 6.000 euros y una tuba, 3.000

Una banda de cornetas y tambores tiene unos 100 componentes y, sumando todas las agrupaciones musicales de Sevilla y provincia, habrá unos 3.000 músicos cofrades en total. "De ellos, sólo cinco pueden vivir bien de las marchas todo el año. Esto es más que nada un hobby. Aquí tienes que estar trabajando un año entero para darlo todo en una semana. Y se hace desinteresadamente", comenta Rivero.

Esta banda de Utrera, que tiene dos años de vida tras la fusión de Sones de Utrera y Santísimo Cristo del Amor, da conciertos el resto del año en ciudades como Ciudad Real, Salamanca o Ávila, pero sólo reciben "dinero para pagar los desplazamientos y un bocadillo", porque suelen ser actuaciones para hermandades con fines solidarios o benéficos.

Esta agrupación utrerana ha reunido esta Semana Santa 19.000 euros a través de cinco desfiles procesionales: la Quinta Angustia de Utrera el Domingo de Ramos; el Nazareno de Moguer en la Madrugá; y el Cristo del Amor en El Cuervo el Viernes Santo, entre otras. "Nosotros somos de los que menos ganamos. Una banda medianita puede llegar a ganar unos 25.000 euros sólo con la Semana Santa. Las grandes hacen entre 10 y 15 conciertos al año y sacan mucho más", advierte Rivero. Bandas de cornetas y tambores de reconocido prestigio como Cigarreras, Triana, Presentación al Pueblo (Dos Hermanas), Virgen de los Reyes, Encarnación y Redención tienen un caché más alto y, por lo tanto, un mayor presupuesto para afrontar los meses de silencio musical.

"La vida no está como antes. Tratamos de ahorrar para comprar instrumentos nuevos. Por ejemplo, una tuba cuesta 3.000 euros. En 2018, estrenaremos los trajes de la banda, que tienen un precio de entre 400 y 500 euros por persona", asevera. Sólo el conjunto de tambores y bombos vale 6.000 euros. Y cada corneta, 300 euros. Así es complicado que se pueda ganar dinero con este oficio.

Hay una diferencia entre una banda de cornetas y tambores, que acompaña al Cristo en la estación de penitencia, y una banda de música o filarmónica, que toca para la Virgen: la profesionalidad. Los componentes de la segunda son de conservatorio, suelen ensayar una vez por semana y no tienen exclusividad. Pueden ponerse de acuerdo para hacer un quinteto de metales y sacar unos cuartos durante el año tocando en bodas, bautizos y comuniones.

Roberto Rico, presidente de la Asociación Musical Nuestra Señora del Águila (Alcalá de Guadaíra), fundada en 1864, da la versión de una filarmónica: "Hay gratificaciones económicas en concepto de dietas. Los músicos se están formando y se le pagan los gastos, pero es una afición. Y así cogen experiencia para entrar en una gran orquesta el día de mañana, al tiempo que tocan en la banda de su pueblo y echan buenos ratos. El dinero que ganamos lo empleamos en mantener nuestras instalaciones, reparar instrumentos, etcétera".

Muchos empiezan como alumnos y luego se convierten en profesores, aunque siempre tienen que buscar el pluriempleo para poder vivir de la música. "Hay alguno que es electricista o abogado de profesión y se busca un sobresueldo con la banda. Otros han aprobado las oposiciones de Educación y ya son profesores de Primaria o Secundaria", pone de relieve Rico. El objetivo: sobrevivir en tiempos crudos.

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