Uno de los primeros aspectos que quiso corregir Unai Emery al llegar a Sevilla el pasado 15 de enero fue el exceso de expulsiones. En varias comparecencias públicas, el entrenador guipuzcoano ha comentado que es un asunto que debe corregir con sus jugadores, de modo que deje de tener una influencia negativa en el rendimiento del equipo. Hay mecanismos para ello, como mantener la concentración, evitar jugadas tontas como los penaltis del Vicente Calderón en la Copa o repartir la intensidad y la agresividad entre los once jugadores para no concentrar las tarjetas en defensas y medios. Sin embargo, por ahora, el técnico no ha visto cumplido su deseo. Maduro se convirtió el sábado en el decimotercer futbolista que es expulsado esta temporada. Y 13 expulsiones en 30 partidos entre Liga y Copa es una rémora demasiado grande.

El Sevilla acumula 11 expulsiones en las 23 jornadas de Liga, si bien una de ellas, la de Luna en el Vicente Calderón, se produjo desde el banquillo y no tuvo una influencia directa en el juego. A ello hay que sumar dos más en Copa, las de Fernando Navarro y Spahic en la ida de las semifinales, ya con Emery en el banquillo. Desde su llegada, el Sevilla ha sufrido estas dos expulsiones, que sí resultaron trascendentales, más otras dos de menos importancia: Rakitic vio dos amarillas en el tramo final del partido con el Rayo y Maduro las vio cuando el Real Madrid ya tenía más que encauzada su goleada.

El Sevilla encabeza el ranking nacional de expulsiones en la Liga, con las mencionadas 11, muy por delante de Espanyol y Deportivo, que lo siguen en esta deshonrosa clasificación con 8 y 7, respectivamente. Por dos amarilllas fueron expulsados Coke (San Sebastián), Medel (Valladolid), Rakitic en dos ocasiones (en el Calderón y ante el Rayo), Reyes (Cornellà) y Maduro. Y por roja directa, Diego López (Granada), Luna (Calderón), Fazio (Calderón y Málaga) y Medel (Barcelona).