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La tribuna

manuel Pérez

Sobre la propiedad de la farmacia

EN su último paquete de medidas de reforma, el Gobierno ha anunciado la aprobación en el primer semestre de 2013 del anteproyecto de ley de colegios y servicios profesionales, con el que dice pretende eliminar trabas a la competitividad y al libre ejercicio de la actividad profesional y adaptar la normativa española a los criterios comunitarios, favoreciendo la actividad económica y el empleo.

Sin conocer a fondo el contenido de ese anteproyecto, al menos nada oficial salvo las mencionadas generalidades, resulta sin duda apresurado pronunciarse sobre éste, pero qué duda cabe de que la música que nos llega, vía filtraciones oficiosas, no nos suena nada bien.

Muchas de esas informaciones, sin confirmación oficial, apuntan a que, en el caso concreto de la farmacia, el anteproyecto de ley en el que trabaja el Ministerio de Economía plantea la supresión de la propiedad-titularidad farmacéutica, supuestamente con el doble fin de ajustar la norma al derecho comunitario y de favorecer la competitividad y el empleo en el sector. Y lo cierto es que, para ambos fines, la reforma supuestamente prevista no sólo no resulta efectiva, sino que sería completamente contraproducente y perjudicial.

El pretexto jurídico es directamente una falacia. La supresión de la reserva de la propiedad de la farmacia a los farmacéuticos no sólo no es ninguna exigencia comunitaria, sino que nadie lo pide en la Unión Europea. El propio Tribunal de Justicia de la Unión ha establecido mediante diferentes sentencias que la propiedad-titularidad de la farmacia por el farmacéutico se encuentra ajustada al Derecho comunitario. Además, ni judicial ni políticamente es sostenible el pretexto gubernativo, pues la mayoría de países de la Unión, desde Finlandia hasta Francia, pasando por Austria, Italia y la propia Alemania, contemplan y amparan la propiedad-titularidad de la farmacia por un farmacéutico independiente.

Igualmente falaz y además demagógica e irresponsable me parece la apelación a la creación de empleo, y más aún en estos momentos en que el paro desangra a la sociedad española. No sé si alguien se dejará engañar por esta hipótesis, basada en una mera conjetura y ajena a cualquier estudio documentado.

Hoy por hoy, la oficina de farmacia es, de manera aplastante, la modalidad de ejercicio farmacéutico más importante desde el punto de vista del empleo y resulta también la única que ha aumentado el número de colegiados que la ejercen en los últimos siete ejercicios, año tras año. Con la que está cayendo al sector, y después de los sucesivos decretos de ajustes; de los problemas financieros, que aún siguen sufriendo nuestros compañeros en otras comunidades; de los dobles recortes y el solapamiento de medidas que seguimos soportando por parte de las administraciones, la oficina de farmacia ¡no ha destruido empleo!, es más, lo ha seguido creando, aunque indudablemente a menor ritmo.

Estaría bien que alguien hiciera la comparación con otros sectores y el ejercicio de pensar qué es lo que hubiera pasado en la farmacia española, en una coyuntura como la que hemos vivido, si nuestras boticas, en lugar de estar en manos de farmacéuticos, hubieran estado en manos de grandes cadenas, escenario al que nos conduce la liberalización de la propiedad. No, no estaríamos hablando de un crecimiento más moderado del empleo. Lo que habríamos visto es un ajuste brutal de las plantillas, la destrucción masiva de empleo, la deslocalización de las farmacias a territorios más rentables y una tasa de paro que estaría muy lejos del actual 6,1% que tenemos entre los licenciados en Farmacia.

Y un dato más, o dos exactamente. El 71% de todos los colegiados farmacéuticos son mujeres. Y mujeres son el 63,5% de todos los colegiados propietarios o copropietarios de oficina de farmacia. No hay otro sector en nuestra economía, sanitario o no, que tenga un 63,5% de mujeres autónomas, universitarias, dirigiendo sus propios establecimientos. Me gustaría que alguien hiciera el esfuerzo de imaginar qué efecto tendría sobre el empleo femenino la supresión en la Farmacia de la titularidad-propiedad y la apertura de la propiedad de la farmacia a multinacionales. ¿Cuánto empleo femenino de calidad sería destruido y sustituido por contratos basura, de horarios abusivos, y encubiertamente discriminatorios para la mujer?

En suma, los objetivos que se han esgrimido para justificar la supresión de la reserva sobre la propiedad de la oficina de farmacia no se sostienen. Esperemos que la anunciada reforma no se concrete y podamos preservar el actual modelo de farmacia, que goza de la aprobación y valoración positiva de los ciudadanos y pacientes -que tampoco han pedido ningún cambio-, pero también de la de las instituciones públicas, y particularmente de las instituciones comunitarias a las que se pretende atribuir la responsabilidad de este proyecto.

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