ME interesa sobremanera el VIII Congreso de Atención Farmacéutica que se va a celebrar en Bilbao entre el 17 y el 19 de octubre. Recibo con satisfacción la carta del Presidente del Comité Organizador, Borja García de Bikuña Landa, y la del presidente del Comité Científico, Juan del Arco Ortiz de Zarate. Estos responsables indican que las actuaciones individuales o las desarrolladas desde la farmacia al margen del resto del sistema sanitario tienen escaso impacto en la salud pública, mientras que las que implican colaboración con otras profesiones o instituciones resultan más eficientes y responden mejor a las necesidades de la población.

De todas las cuestiones planteadas a mí me interesa sobremanera la seguridad de los pacientes que debe pivotar en diferentes elementos que arropen una atención integral en el proceso post-comercialización de los medicamentos. Me refiero que debe haber una dispensación segura y racional, una conciliación de la medicación, detección de duplicidades, identificación de ineficiencias en la prescripción, fármacovigilancia, seguimiento de la adherencia, fomento de hábitos higiénico-sanitarios, mejora del uso y administración del fármaco, fomento de la seguridad en los domicilios y finalmente, racionalización de la medicación en centros sociosanitarios.

Así que "mi doctrina" después de estudiar el asunto dice que la atención y seguimiento del paciente crónico es otro elemento clave basado en la capacitación y formación del farmacéutico y las características del lugar en el que opera -Farmacia: centro sanitario de interés público donde confluyen todos los tratamientos del paciente, sean del origen que sean-, la propia Administración Sanitaria tendría que aprovechar este recurso para impulsar políticas y estrategias de seguridad del paciente en el ámbito ambulatorio donde el farmacéutico fuera una pieza clave de actuación y coordinación. La conciliación de la medicación requiere también un trato especial sobre todo en un momento complejo donde los recursos son escasos y el movimiento entre niveles es más acelerado y requiere de una mayor eficiencia en los intercambios.

La Cartera de Servicios ha de desarrollarse de forma acelerada, hay muchas propuestas de protocolos de actuación pero es clave que el farmacéutico -con criterio suficiente y una base sólida- implemente los diferentes servicios en base a necesidades de su entorno, expectativas de atención y funcionalidad. Los pacientes y usuarios estarán dispuestos a disponer y utilizar los servicios y también es función del farmacéutico saber ofertarlos y acertar en las necesidades de sus pacientes.

El entorno de productos que complementan al medicamento y que tienen su espacio en el autocuidado y la parafarmacia son un complemento importante para cerrar el círculo. El conocimiento, el valor añadido que puede adicionar el farmacéutico en toda esta gama de productos ha de ser un hecho diferencial definitivo para que los usuarios confíen en la farmacia como espacio de salud con un profesional cualificado al frente. Seguro.