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Helena Arriaza

Susanna, confórmate con las mañanas

RISTO Mejide abrió la veda con Viajando con chester. Las entrevistas a famosos no iban más allá de los platós hasta que Cuatro decidió sentarlos en un sofá personalizado para cada ocasión en localizaciones muy especiales. Tras la marcha de Risto la cadena no quiso perder el programa poniendo al frente a la periodista Pepa Bueno. Antena 3 aprovechó el tirón del publicista y se lo llevó a su terreno con el programa Al ricón de pensar. El cambio de Risto por Pepa en Cuatro y el horario del formato de Antena 3 hicieron que ambos programas no cumplieran las expectativas. Entonces llegó Bertín Osborne. De nuevo un programa de conversar con famosos. Para que no fuera más de lo mismo introdujo la novedad de hacer las entrevistas o en su casa o en la de sus invitados. Todo un acierto, porque a los espectadores nos gusta ver cómo los famosos decoran sus casas, cómo es su salón, su dormitorio o su cocina. Algo que desde hace tiempo solo hacían las revistas del corazón.

Casualmente, Susanna Griso tuvo la misma idea que el cantante. La presentadora estrenó hace dos semanas el programa Dos días y una noche. El desarrollo del formato es similar al de Bertín. Griso acude a casa de los famosos y se queda a dormir allí. Días antes del estreno la periodista justificó que no era una copia del programa del jerezano, asegurando que habían tenido la idea al mismo tiempo pero que por temas de la cadena ella no había podido estrenarlo hasta ahora. Había que creérselo y darle una oportunidad. Aunque en la misma entrevista dijo una frase que no casa muy bien con Dos días y una noche. Aseguró que no quería que las casas de sus invitados fueran importantes en su programa, que simplemente fueran el escenario de la conversación. ¿Entonces por qué no se limita a llevarlos a un plató de televisión y hacerles preguntas? No se puede pretender que llevando a invitados tan conocidos por el público como Sergio Dalma, Cristina Cifuentes, Raphael, Fernando Tejero o Marta Sánchez sus viviendas no cobren importancia y más cuando algunos ya han estado en programas similares y no cuentan nada que no se sepa.

Tras dos programas emitidos el programa no convence. A Susanna le ocurre lo mismo que a Pepa Bueno. Las dos son muy buenas al frente de programas de actualidad, cada una en su estilo, pero para este tipo de formatos les falta la picardía que tienen Risto y Bertín. Susanna no lo hace ni bien ni mal. Lo hace de forma correcta. Pregunta, le responden y pasa a la siguiente pregunta. No replica, no profundiza, no insiste. Aburre. Si hay que destacar algo positivo es que Susanna se esfuerza porque no se le escape ningún tema y por ir más allá de las casas, aunque esto sirva de poco. Con Sergio Dalma habló del amor, de la música, de fútbol… nada interesante. Con Cristina Cifuentes fue incluso al hospital para recordar su accidente, pero hasta cuando tuvo oportunidad de insistir en preguntas cómo qué es el infierno para ella, ante la que la invitada se mostró reticente, no lo hizo. A este ritmo o Susanna cambia su correcta forma de preguntar, o Sálvame Deluxe acabará con ella.

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