TIEMPO El último fin de semana de abril llega a Sevilla con lluvia

DERBI Horario y dónde ver el Betis-Sevilla

¡Oh, Fabio!

Luis Sánchez-Moliní

La leyenda del santo corrupto

MÁS importante que los hechos es la narración que se hace de los mismos. Un ejemplo lo vemos en el caso de los ERE y en la habilidad que ha tenido el PSOE en presentar la malversación de cientos de millones de euros y la prevaricación continuada como asuntos menores insertados dentro de la tradición latina del clientelismo. Según esta versión, frente a la corrupción tóxica del PP, protagonizada por siniestros personajes, la de los ERE ha sido una corrupción benigna y sus protagonistas son poco menos que las víctimas de una inercia histórica. Es la leyenda del santo corrupto.

Uno de los argumentos que los propagandistas del PSOE repiten con insistencia de letanía es la falta de interés lucrativo por parte de los reos más egregios. Sin embargo, sólo hay que consultar el Diccionario de la Real Academia Española para valorar la gravedad de las acusaciones. Veamos. Malversación: "Delito que cometen las autoridades o funcionarios que sustraen o consienten que un tercero sustraiga caudales o efectos públicos que tienen a su cargo"; Prevaricación: "Delito consistente en que una autoridad, un juez o un funcionario dicte a sabiendas una resolución injusta". Es decir, que estamos hablando de la sustracción de fondos públicos y de injusticias que se cometieron consciente y continuadamente. Como diría el castizo, no es moco de pavo.

Lo que no terminamos de entender es por qué algunos consideran un mal menor el que se utilizasen 741 millones de euros públicos en perpetuar al PSOE en el poder, imposibilitando cualquier renovación política en Andalucía. Resultado de esta práctica es que a nuestra política le pasa lo que a algunas familias aristocráticas: la falta de sangre nueva, de renovación genética, acaba produciendo taras. El clientelismo político de los socialistas andaluces sólo ha generado corrupción, injusticia e ineficacia, al igual que el gusto por las primas de los Habsburgo se plasmó finalmente en el síndrome de Klinefelter que, al parecer, sufrió la figura trágica de Carlos II.

La gravedad del caso de los ERE es sumamente importante no tanto por la enorme cantidad de dinero malversado, sino, sobre todo, por su venenoso poder corruptor. Durante años, y con fondos públicos, se compró la voluntad política de miles de andaluces, quienes fueron amordazados con sinecuras, dádivas y baratijas. No se nos ocurre nada más censurable. Con santos así nos sobran los demonios.

Tags

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios