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LO que va de ayer a hoy... Cuando empezó, la marcha a la base de Rota, hace un cuarto de siglo, era capaz de congregar cada año a 15.000 ó 20.000 personas, que se manifestaban desde El Puerto hasta la puerta de la instalación militar pidiendo su desmantelamiento y reclamando la paz mundial. La marcha se convirtió en un rito primaveral que aglutinaba a mucha gente de la izquierda, pacifistas, ecologistas y radicales, festoneada por poetas y cantantes de lustre.

La marcha de este domingo, que hacía la número veinticuatro, apenas logró reunir a doscientos militantes de IU. Teniendo en cuenta el número de afiliados a la coalición en Andalucía, nos sale aproximadamente este balance: Izquierda Unida, la auténtica organizadora de la marcha, sólo ha sido capaz de movilizar a uno de cada cien miembros de su propia organización. Vamos, que ni los jefes de IU se sienten atraídos por el evento. La manifestación más emblemática de la izquierda comunista, junto a la del Primero de Mayo, ha acabado siendo una sombra de sí misma.

No es extraño, porque es la coalición misma la que es ya la sombra de lo que llegó a ser. Nació, precisamente casi al mismo tiempo que la marcha a Rota, con el propósito de erigirse en alternativa al PSOE desde la izquierda, con un discurso alejado del dogmatismo comunista, abierto a los movimientos sociales, participativo en los métodos y radical en los fines. En fin, todo lo que se ha ido perdiendo en estos veinte años.

A IU la está llevando hacia la irrelevancia la acción combinada de los cambios sociales registrados en España, el conservadurismo creciente de la sociedad, la voracidad del PSOE... y la incapacidad de sus propios dirigentes. Cada retroceso electoral produce los mismos efectos: nunca dimiten los líderes que fracasan, la autocrítica ha desaparecido y la organización se cierra más sobre sí misma, en un ejercicio de endogamia obsesiva que va aburriendo a los que disienten de la cúpula y no necesitan vivir, o malvivir, de la política.

Desde hace tiempo Izquierda Unida no es noticia por sus propuestas programáticas o sus debates ideológicos, sino por sus disputas internas, deterioro de liderazgos y posturas extravagantes. Ha estado gobernando en el País Vasco con la derecha nacionalista más carca e insolidaria y ahora mismo, aquí abajo, no termina de desprenderse del chantaje del alcalde de Marinaleda, el simpar Sánchez Gordillo, que se ha prestado a avalar la candidatura de los proetarras disfrazados al Parlamento europeo. Se dirá que Sánchez Gordillo, con su CUT y su burbuja, cuenta con la mayoría en IU de Sevilla. Pero ése es justamente el problema: que el único diputado por Sevilla de la izquierda poscomunista sea Sánchez Gordillo. Así se comprende cómo marcha IU y cómo marcha la marcha a Rota.

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