TIEMPO El último fin de semana de abril llega a Sevilla con lluvia

DERBI Horario y dónde ver el Betis-Sevilla

Desde mi córner

Luis Carlos Peris

La situación ya se ve dramática

Con la fiel infantería equivocando el objetivo, la conversión del Betis en tierra quemada parece inmediata

DOLOROSA y, posiblemente, irremediable situación la que vive el todavía Real Betis Balompié, pero aunque desde este rincón se ha venido avisando del drama, la verdad es que la gravedad ha llegado antes de lo previsto. Por lo pronto, el foco se ha desviado ya hacia los jugadores y el cuerpo técnico mientras el auténtico muñidor de la estafa sentimental que sufre el bético permanece viéndolas venir enrocado en su casa. No sé por cuánto tiempo más permanecerá sin asomar la cara y me da que no lo hará hasta que todo el Betis y sus circunstancias sean tierra quemada difícil, muy difícil, de regenerar.

Mientras todo esto se va al carajo, la afición permanece estupefacta, ciega de indignación y equivocando el objetivo de su cólera. Los profesionales tienen su culpa, claro que sí, pero me extrañaría una barbaridad que sus fracasos en la yerba sean voluntarios. Ningún artista gusta del fracaso en público y los futbolistas del Betis no son distintos. Sí es cierto que el hábitat en que vivaquean no es el adecuado y que se encuentran sin saber dónde van y hasta de dónde proceden. Una prueba de que no se sienten amparados por la patronal está en el hecho de que no se haya tomado medidas contra los impresentables que irrumpieron en el trabajo, bengala incluida.

Parece puro surrealismo que así como el culpable de todo sigue en su cruzada judicial con los campanilleros no haya arremetido contra los que alteraron un entrenamiento. Sólo faltaría que esos alborotadores obedeciesen consignas de no se sabe quién para decir ya ese apaga y vámonos que revolotea amenazador sobre la vertical del aún Real Betis Balompié. ¿Cuánto le queda de vida al Betis? Ojalá lo supiésemos para intentar ponerle remedio, pero tal como van desarrollándose los acontecimientos, con la fiel infantería equivocando el objetivo, mucho nos tememos que no sea mucho. Y es que lo que temíamos ha llegado antes de lo previsto, mucho antes.

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