TIEMPO El último fin de semana de abril llega a Sevilla con lluvia

DERBI Horario y dónde ver el Betis-Sevilla

Desde mi córner

Luis Carlos Peris

Que venga quien venga, da igual

Si en casi dieciocho años de condena sólo triunfaron dos, ¿qué importancia tiene el nombre del nuevo técnico?

DOLOR, de dolor a dolor y tiro porque me toca, qué se le va a hacer si así es el Betis, este Betis que se desangra sin que nadie de los que lo manejan sepa cortar la hemorragia. En el campo del Levante se ha confirmado la sentencia a Tapia como hace dos años y pico se confirmó la de Héctor Cúper, una víctima más. Es como la crónica de una muerte mil veces anunciada y nunca certificada la que anuncia la de un hombre honesto y profesionalmente preparado que no ha podido con la nave. No ha podido con la nave como no pudieron otros de perfil superior al suyo y es, sencillamente, porque la nave es ingobernable.

Se irá Tapia como antes se fueron técnicos de mucha prosapia, por la gatera. En el tiempo de ignominia se han ido todos por la gatera menos Serra, Luis y Juande. El primero fue el grandilocuente D'Alessandro y el último este cordobés de gesto serio, pero es que la nómina de entrenadores que fracasaron en el Betis es muy larga y si resulta que los entrenadores pasan y el que manda permanece, ¿de quién la culpa, del que pasa o del que siempre está? Kresic, Oliveira, Cantatore, Clemente, Griguol, Hiddink, Hadzibegic, Vázquez, Víctor Fernández, Irureta, Cúper, Chaparro, Nogués y ahora Tapia, demasiadas cuerdas para un solo violín, demasiadas.

Y ahora ¿qué más da el que venga? Desde aquí se ha dicho más de una vez que en el Betis, en este Betis, quizá se debiera fichar al entrenador por semanas y mantenerlo mientras gane para firmarle el finiquito a la primera derrota. El ambiente creado en las tripas del club se hace tan irrespirable que la vida se hace muy larga para el encargado de velar por la buena marcha del negocio, que es, no se olvide, el entrenador. En ya casi dieciocho años de condena, en el Betis sólo triunfaron Serra y Juande y cubrió un papel digno Aragonés, sólo eso. Los demás, unos más que otros, bajaron los brazos al ver dónde se habían metido. Por tanto ¿qué más da que vengan Fulano o Mengano?

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