BREVIARIO

Alejandro V. Garcia

Sin demagogia

UNA mujer de 43 años va al encuentro de su hijo. Está separada. Es viernes de una tarde de finales de otoño. Está feliz. Ese fin de semana le corresponde recuperar la custodia del pequeño. No hace frío, pero el atardecer cae rápido sobre las calles de un barrio populoso lleno de gente con prisas. Camina veloz por la acera intuyendo la sonrisa, el abrazo y un hola mamá con sabor a chicle de fresa y gusanitos. A unos metros, pisando la sombra de la mujer, un bulto humano, asexuado, recorta distancias. Cuando está a un metro extrae una pistola y le pega dos tiros. Uno en la espalda, el otro en la cabeza. La mujer se desploma en un charco de sangre. La historia es casi real. Casi. Ocurrió el viernes en un barrio de Granada. La única diferencia es que la mujer era un hombre. El padre cayó abatido y no pudo abrazar a su hijo. No conviene hacer demagogia barata con la muerte, pero es conveniente hacer una composición de lugar. Si una madre hubiera muerto de un tiro en la nuca en la frontera del encuentro con su hijo el eco de la noticia se habría multiplicado. Las asociaciones habrían convocados paros y los alcaldes y los delegados hubieran posado con pancartas y rostros fúnebres. Antes, por supuesto, de saber lo ocurrido. Por si acaso. Pero era un hombre y no pasó nada. ¿La diferencia? La que media entre el tópico político y el crimen. Sin demagogia.

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