LOS accidentes en varias centrales nucleares de Japón como consecuencia del terremoto y del posterior tsunami deben abrir un debate sobre la seguridad de este tipo de producción de energía, pero no pueden servir para anularla y descartarla como pretenden algunas organizaciones ecologistas. Los reactores de Fukushima han sufrido el doble impacto de dos cataclismos que rara vez se dan en el planeta, aunque hay que considerarlos como una posibilidad real; en especial, en las zonas del globo donde se produce un choque de placas. A pesar de un seísmo que ayer fue elevado a la categoría de grado 9, las cámaras de contención de los dos reactores más problemáticos han resistido al golpe tectónico y a una explosión. No estamos ante un caso como el de Chernobil, hace 25 años, donde el núcleo que alberga el combustible quedó al descubierto porque se rompió la vasija y el edificio que lo rodeaba. No había cámara de contención -de acero y hormigón- porque las autoridades de la URSS no lo consideraron necesario. Mientras aguante la cámara de contención y la vasija, el peligro no irá a más: de momento, estamos ante un accidente de categoría 4, mientras el de la Isla de las Tres Millas, en EEUU, fue de 5, y el de Chernobil, de 7, el más alto. En Japón se ha demostrado que, si bien no hay riesgo cero de accidente, éste puede ser controlable incluso en unas condiciones muy extremas. Ahora, cabe revisar los sistemas de las nucleares, en especial, en las zonas con riesgos; averiguar por qué fallaron los motores diésel que debían refrigerar el reactor y, en especial, no parar las investigaciones para que las centrales puedan ser aún más seguras. Lejos de que Japón suponga la prueba de la inviabilidad de este tipo de energía, cabe deducir que es posible incluso en situaciones extremas. La Organización Mundial de la Energía Atómica, eso sí, debe regular con mano firme el funcionamiento de las centrales en todos los países, porque no todos son Japón; al contrario, el país asiático, posiblemente, es el mejor preparado de cuantos haya para este tipo de contingencias imprevisibles y devastadoras.

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