Un político de otro tiempo

Las voces discordantes y extremas son escasas en Andalucía y tienen canales de desahogo muy previsibles

29 de abril 2024 - 01:00

Apesar de la polarización ideológica existente, la vida política andaluza la preside un cómodo dejarse llevar. Las voces discordantes y extremas son escasas y tienen canales de desahogo muy previsibles, sin apenas estridencias ni roces. La petición de calidad en la gestión social y la confianza a la hora de administrar los bienes públicos es casi lo único que distingue a unos partidos de otros. Y aunque ciertos principios morales aún crean controversias, los nuevos usos y costumbres han excluido que, como en ocasiones anteriores, la violencia salga a la calle y enfrente a los andaluces a causa de sus opiniones. Por eso, dada la atonía política establecida en el presente, cuesta creer aquella contundente afirmación de Ortega al iniciar, hace un siglo, su Teoría de Andalucía, sobre la influencia hegemónica de ésta durante todo el siglo XIX español. Escribió que, desde las Cortes de Cádiz hasta el asesinato de Cánovas, dominaron el panorama español las ideas de acento andaluz. Pero, desgraciadamente, se ha olvidado aquella entusiasta proclamación de Ortega y apenas se ha vuelto a interpretar la historia de aquel siglo desde la perspectiva meridional que él eligió y, en parte, explicó. Y pocos historiadores andaluces han cogido después ese testigo para continuar indagando y aclarar por qué esa influencia se apagó durante el siglo posterior. Y así, flotando, se ha llegado hasta el amorfo decaimiento de estos últimos tiempos, con la breve excepción de los llamativos años del desembarco andaluz de Felipe González en Madrid. Por eso precisamente, porque un buen libro de historia permite remover y reavivar ese pasado del olvido total que lo amenaza, es mucho más que oportuna la publicación del libro de Carlos Arenas, En los orígenes del conflicto andaluz. José Paul y Angulo, biografía de un federalista (El Paseo). Un documentado libro que sigue las huellas de este jerezano que, ¡cosa curiosa!, dejó la comodidad burguesa de sus sólidas propiedades bodegueras para entregarse, con impar entusiasmo, a una ambiciosa y radical militancia política. Tras los pasos de José Paul, Carlos Arenas se ha adentrado en situaciones claves para abordar, a la par, los conflictos españoles y andaluces de la última mitad del XIX. Incluida la participación del personaje en el atentado de Prim. Un acontecimiento que, tristemente, oscureció de manera considerable su imagen. Un libro, pues, que milita por recuperar y revitalizar el pasado de una Andalucía expuesta a olvidar todos aquellos acontecimientos que podrían servir para despertarla.

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