Las consecuencias de la crisis La caída de la inversión pública en I+D puede frustrar el cambio de modelo productivo

Tres décadas de esfuerzo en peligro

  • Los recortes en investigación están destruyendo un tejido que costará décadas recuperar · Las universidades sevillanas y el CSIC dan la voz de alarma

"La situación es dramática. Con los recortes se está destruyendo el tejido investigador español generado con muchos esfuerzos en los últimos 30 años. De seguir así tardaremos décadas en recuperarnos". El que habla es Manuel García León, vicerrector de Investigación de la Universidad de Sevilla y experto en física nuclear, pero se puede decir sin ningún temor a equivocarse que resume a la perfección lo que opina la práctica totalidad la comunidad científica española y europea.

Como ejemplo más claro de la preocupación que existe en el colectivo, esta pasada semana un grupo de 42 premios Nobel y galardonados con la medalla Fields (considerada el Nobel de Matemáticas), la flor y la nata de la investigación en el Viejo Continente, firmaron una carta en la que instan a las autoridades comunitarias a evitar un recorte en el presupuesto de I+D en el próximo marco financiero de 2014-2020.

La situación en Europa es preocupante, pero la de Andalucía y Sevilla es "tremenda", como la define el coordinador de la delegación andaluza del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), Miguel Ferrer. Los datos confirman que no estamos ante una visión pesimista del problema sino, simplemente, ante una mirada realista desde que hace tres años tanto la Junta de Andalucía como el Gobierno de la nación empezaron a reducir las partidas económicas dedicadas al I+D. De los famosos eslóganes de los políticos de la necesidad de cambiar el modelo económico para superar el estallido de la burbuja inmobiliaria y fomentar la sociedad del conocimiento, se ha pasado, sin solución de continuidad, a la tijera pura y dura.

Por ejemplo, uno de los problemas que apunta el vicerrector de Investigación de la Universidad Pablo de Olavide, Bruno Martínez Haya, es que las administraciones no están renovando la ayuda a la investigación de grupos de trabajo ya consolidados. Así, si los proyectos trianuales de I+D de la UPO aprobados dentro del Plan Nacional (Gobierno central) en 2011 fueron 24 y captaron un total de 2,3 millones, en 2012 sólo han sido 16 y la dotación económica bajó a los 0,8 millones, un descenso del 65%.

La Junta tampoco sale muy bien parada. A la espera de que resuelva por fin los Proyectos de Excelencia que va a sufragar este año hay que acudir a la comparativa entre 2010, en el que la UPO consiguió 10 proyectos cuatrianuales aprobados y 1,3 millones de euros captados, y 2011, con sólo 6 proyectos y 0,7 millones logrados, es decir: una bajada del 46,15%. La conclusión es fácil: ha bajado de una manera muy clara tanto los proyectos concedidos como la financiación lograda.

Esta bajada extraña más si se tiene en cuenta que la Pablo de Olavide es, por segundo año consecutivo, la segunda universidad pública de España en la clasificación global de productividad en investigación publicada en la revista Psicothema y realizada por un grupo de investigadores de la Universidad de Granada, que dirige Gualberto Buela-Casal.

Las cosas no andan mejor en la Universidad de Sevilla. Según Manuel García León los fondos destinados por el Estado a la investigación que se desarrolla en esta institución han bajado en los últimos tiempos un 30%. El caso de la Junta es peor, ya que "no sólo ha reducido sus aportaciones también un 30%, sino que además no paga lo comprometido". En total, la Administración andaluza le debe a la Hispalense la friolera de 22 millones en ayudas a la investigación.

Respecto al CSIC, la delegación en Andalucía contó el pasado año de 2011 con un presupuesto de 614.536 euros, mientras que este año la partida se ha reducido a 413.059, es decir que cuenta también con una reducción del 33%. En general, el recorte en materia de investigación que en Sevilla y Andalucía ha realizado el Gobierno de Rajoy es ligeramente superior al dato general español. Y es que la ciencia se ha llevado uno de los peores reveses de los muy restrictivos presupuestos de 2012, que contempla un gasto en la materia de 6.400 millones de euros, una bajada del 25% respecto al año pasado.

Pero detrás de los números hay personas y vidas que se verán gravemente perjudicadas, especialmente los que están empezando su carrera investigadora. "Una de las mayores tragedias es que estamos perdiendo a jóvenes investigadores muy cualificados que no podemos retener por falta de medios", dice Manuel García León. Bruno Martínez señala que la "frustración" es inevitable, "tanto la de los principiantes, que se tendrán que ir al extranjero, como la de los españoles que conseguimos repescar en el exterior y que ahora tendrán que volver a a salir fuera para investigar". Como asegura, Miguel Ferrer: "En materia de I+D, la tasa de emigración vuelve a ser superior a la de inmigración".

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