Francisco Javier Almarza Madrera

"Las guerras son deleznables, pero contribuyen a los avances científicos"

  • Este historiador que entró como ordenanza en el Ayuntamiento evocó a los pilotos que volaron entre la Semana Santa y la Feria de 1910.

Dos de los cuatro pilotos que participaron en la Semana de la Aviación de Sevilla de abril de 1910 combatieron en la Primera Guerra Mundial, cuyo centenario se aproxima. Aquel episodio lo recrea Francisco Javier Almarza Madrera (Madrid, 1967) en su libro Aviación en Sevilla.

-En su caso, hay un curioso precedente familiar...

-Mis padres, siendo novios, fueron testigos y supervivientes de la tragedia de la avioneta de la Operación Clavel el 19 de diciembre de 1961 en la campaña para ayudar a los damnificados por las inundaciones del Tamarguillo.

-¿Eso marcó esta vocación?

-Yo desde pequeño he sido muy aficionado a la mecánica y a los juguetes constructivos, pero eso creo que tiene más que ver con los juguetes que me regalaba mi abuela. Algo debe de haber, porque mi hermano reconstruyó la avioneta de la Operación Clavel, dibuja y hace croquis muy buenos de aviones, camiones y grúas. En una colaboración que hago en la revista Andalucía en la Historia dibuja una reproducción del Blériot, el primer avión que cruzó el canal de la Mancha.

-Usted recupera a la otra delantera stuka. Cuatro pilotos, dos belgas, un francés y un alemán, que participaron en la Semana de Aviación de Sevilla...

-Olieslagers y Tyck participaron con su país en la Segunda Guerra Mundial. Los otros dos era Barrier y Kuhling, que tuvo un espectacular accidente en Tablada.

-¿De pilotos a soldados?

-El caso más llamativo es el de Henri Tixier. Se vino a Sevilla, vivía en la calle Harinas y fue movilizado por la guerra del 14. Y murió en el frente.

-¿Qué supuso en la aviación?

-El fin de la época heroica. La guerra, con todo lo deleznable que tiene, contribuye a los avances científicos. No sólo en la aviación, los aviones a reacción los pone en marcha Alemania, sino en la medicina traumatológica.

-Pero el avión es inocente. Leonardo no pintó el Guernica...

-La aspiración de Leonardo era volar como un pájaro. Pero también diseña instrumentos de guerra, carros de combate, vehículos blindados, ciudadelas y castillos.

-¿Tablada es la génesis?

-El primer espacio utilizado para volar fue el hipódromo de Tablada. La hierba era muy buena para el despegue y el aterrizaje. Tenía gradas, porque se cobraba. El aviador que venía a Sevilla, siempre extranjero, era un obrero del aire, propietario de su aparato.

-Hace analogías taurinas...

-Las hacían las crónicas de la época. Los aviadores eran como toreros. Minuto brindó por la hazaña de Tixier, Vázquez II intentó sin éxito, porque era demasiado alto, subirse al biplano de Maurice Galtier que viene en la portada del libro y Bombita no quiso perderse la llegada del primer aeroplano que cruzaba el Estrecho de Gibraltar.

-Fue el 14 de febrero de 1914.

-El Rey Alfonso XIII, que no pudo venir a la Semana de Aviación de 1910 porque estaba inaugurando en Madrid la Gran Vía, nombró a los dos héroes de aquel vuelo, Emilio Herrera Linares y Ortiz Echagüe, gentilhombres de cámara. Herrera es un caso único. Monárquico, acompañó al Rey en su exilio a París pero le pidió volver para ser leal a la República. Así lo hizo y entre 1960 y 1962 fue presidente del gobierno de la República en el exilio.

-¿Fue Sevilla pionera?

-Antonio Halcón fue elegido alcalde en enero de 1910, el año que organizó esta fiesta aérea como excusa para retener al visitante en el interregno abismal entre Semana Santa y Feria. Se iba a plantear como un concurso entre aviadores. Lo deslució el viento y la lluvia, pero se cumplieron los objetivos.

-En Tablada veló armas Fernando III y media Sevilla hizo la mili...

-Ha sido escenario de rodeos, paradas militares, acoso y derribo de reses, las primeras pruebas del automóvil. Allí se podían ver los toros antes de la Maestranza.

-¿Esa presencia de la aviación desmiente el tópico de la ciudad agraria, lúdica, festiva?

-Estoy haciendo la tesis doctoral sobre invenciones y progresos tecnológicos en la Sevilla isabelina, gente que tenía un concepto optimista del progreso tecnológico, que creía en su repercusión en las mejoras sociales y laborales. Quiero reivindicar su trabajo y recuperar sus nombres.

-¿Hubo en Sevilla una revolución industrial?

-Si la hubo fracasó, y lo fácil sería decir que por falta de iniciativa. La ciudad se acomodó a los beneficios de la economía agraria, la fiesta y el turismo, que crecen cuando la Feria deja de ser de ganado y se puede llegar en ferrocarril. Esto era un chollo.

-¿Una Meca de la diversión?

-Con el contrapunto de los ingenieros formados en la Escuela Industrial Sevillana, modelo de los gobiernos reformistas de Isabel II. Muchos de ellos acabarían trabajando en el extranjero.

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