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El aldabonazo de Lledó

  • El Hijo Predilecto de la ciudad defiende la cultura y la educación como generadores de riqueza de la sociedad.

La importancia de los clásicos. La cultura por encima de cualquier otro factor. El valor del lenguaje. En el Teatro Lope de Vega aún resuena el eco del aldabonazo que ayer protagonizó el filósofo Emilio Lledó durante su discurso tras ser nombrado Hijo Predilecto de la ciudad. No se anduvo por las ramas. "Un pueblo inculto sólo genera miseria". Ésta fue la frase que remató una intervención tan breve como densa en el día de San Fernando. Una disertación en la que abogó por el mantenimiento de las Humanidades en los currículos formativos de las nuevas generaciones. Un conocimiento imprescindible para acabar con un lenguaje de frases hechas, en el que la mayoría de las veces no se piensa lo que se dice. 

Este trianero no requirió de papel para agradecer a la ciudad el nombramiento que acababa de recibir. Apenas unos pequeños apuntes en una cuartilla doblada le sirvieron de guía en una intervención breve y amena. En ese momento -cuando el reloj pasaba de las dos de la tarde- habían recibido las medallas de Sevilla 20 personalidades e instituciones como reconocimiento a su trayectoria. El abogado Francisco Baena Bocanegra habló en nombre de todos ellos. Agradeció la distinción y reconoció que el mayor mérito de los galardonados "no es otro que, con el amor que le profesamos a Sevilla, servirle desde la lealtad". 

 

Lledó arrancó su discurso recordando la década de los 50 del pasado siglo, cuando en Alemania enseñó la gramática castellana a los obreros españoles que trabajaban en aquel país. "Enseñaba con mucho placer la lengua española y con cierta rabia, la alemana". La importancia del lenguaje fue una clave de su intervención. "Vivimos en un mundo de frases hechas", denunció Lledó, quien no dudó en afirmar que la sociedad actual "resbala por el lenguaje". "Hay que pensar más lo que se dice", incidió este miembro de la Real Academia Española. 

Precisamente la lengua le sirvió para referirse a los clásicos tras desmenuzar etilomológicamente el significado del nombramiento que acababa de recibir. Aristóteles entró en escena en ese momento. Y con él la defensa a ultranza de las Humanidades: "Últimamente se están dejando de lado. Eso es un crimen cultural". Tal aseveración arrancó el aplauso espontáneo del público, tras lo que Lledó se reafirmó en las palabras que dos horas antes había expresado a los periodistas. "Un pueblo inculto sólo genera miseria. La cultura lleva a la riqueza espiritual y real".

 

Tras estas palabras volvió a citar a Aristóteles para referirse a Sevilla como el "álter ego" en el que se mira para conocerse a sí mismo. Una ciudad de la que recordó su gran pasado durante los siglos XVI, XVII y XVIII, ejemplo de que la gran riqueza de una sociedad no es la economía, "sino la cultura y la educación, fundamento de su desarrollo, incluso el económico". 

 

El alcalde hispalense, Juan Espadas, fue el último en intervenir. En su discurso rehuyó de hacer cualquier balance de este primer año de mandato. Tampoco adelantó ningún objetivo a medio o largo plazo, como sí hicieron sus antecesores en otras ediciones de esta ceremonia. Se limitó a subrayar lo dicho en ocasiones anteriores: "Éste es un gobierno de altas metas". Hizo una breve síntesis de los premiados en esta jornada y remató su intervención con varias frases del Quijote en este año del quinto centenario de la muerte de Cervantes, una efeméride que ha pasado con más pena que gloria en la ciudad donde este escritor universal estuvo preso.

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