Barcelona-Sevilla

Un clásico con signo incierto

  • El subidón anímico por el título europeo palía la fatiga del Sevilla, que este curso ganó una de las tres durísimas batallas que presentó al Barcelona El antecedente de Mónaco y el partidazo de Tiflis insuflan fe en los blancos

Cuarto duelo entre el Sevilla y el Barcelona de un curso sobresaliente y que busca el cum laude. La matrícula de honor pasa en el caso de los sevillistas por realizar la gran proeza, ganar al mejor equipo del mundo. Pero se trataría de una proeza no tanto por ser el Barcelona el rival en la final de la Copa del Rey que se disputa mañana, sino por las condiciones tan desiguales en las que llegan ambos. En puridad, es un clásico de incierto signo, si no fuera porque la legión de Unai Emery llega esquilmada por las lesiones y las numerosas batallas que ha tenido que afrontar en un curso larguísimo, que empezó aquel lejano 11 de agosto en Tiflis, Barcelona-Sevilla en el cartel de la más espectacular Supercopa europea que se recuerda. Aquel partidazo, elegido por los lectores de la web de la UEFA como el mejor encuentro del año 2015, es uno de los alicientes de este nuevo duelo.

La final de la Copa del Rey 2016 es inédita. 27 veces la ganó el Barcelona de 37 intentos y 5 de 7 el Sevilla, pero en ninguna ocasión se cruzaron ambos en la finalísima. En cambio, se trata de la tercera vez que ambos rivales se van a medir en una final. La última fue en Tiflis. Aquella sinfonía de fútbol puro, con el bagaje negativo de la derrota sevillista y, sobre todo, de la forma en que se dejó vapulear hasta encajar cuatro goles tras el tanto inicial de Banega, espolea ahora a los sevillistas y advierte a los barcelonistas. La reacción del equipo de Emery fue antológica, hasta forzar la prórroga. Quizá le faltara un poquito de fe o de fuelle para rematar la remontada ante un Barça que quedó igual de grogui que el Liverpool hace tres días... El resultado final ya se sabe: Pedro marcó en la prórroga tras una falta de Messi el definitivo 5-4.

Posteriormente, el Sevilla que ganó la Copa del Rey en 2010 en el Camp Nou ante el Atlético venció al Barcelona en la ida de la Supercopa de España (3-1) y se dejó remontar en la vuelta, donde no mostró personalidad ninguna (4-0). Pero la más sonada y más brillante de las finales para los sevillistas fue la primera: 25 de agosto de 2006, Mónaco.

La pedrada en toda la frente que David le endosó a Goliat aún se recuerda como una de las grandes campanadas continentales de la historia. Fue el gran Sevilla de Juande Ramos, Daniel, Jesús Navas, Puerta y Kanoute el que tumbó al gran Barcelona de Frank Rijkaard, Puyol, Xavi, Deco, Messi y Ronaldinho. Los blancos empezaron con un rotundo 0-3 la que hasta ahora ha sido la mejor temporada de la historia del club, pues luego llegarían los títulos de Glasgow ante el Espanyol y de la Copa del Rey frente al Getafe, en el que sería el partido 63 de aquella larguísima temporada. Aquel Sevilla terminó exhausto y pidiendo oxígeno al mismo tiempo que la hora a Rodríguez Santiago, árbitro de aquella final de Copa, la cuarta que fue a las vitrinas nervionenses, la primera del Rey.

Como entonces, el de mañana será el partido número 63 para los sevillistas, con la diferencia de que entonces hubo más de un mes entre la final europea (16 de mayo) y la española (23 de junio) después de que aquel Sevilla sí luchase en la Liga hasta la última jornada, o la penúltima, mejor dicho, por el título.

En este caso Emery se ha visto obligado a guardar como oro en paño a su núcleo duro, a su once de guerra, tirando con descaro la Liga tras el derbi y tras amarrar el séptimo puesto. Las lesiones, la falta de rendimiento de la segunda columna, la irregular prestación de Konoplyanka y la decepcionante de Llorente... Muchos son los factores que han dejado a un Sevilla con un once y un par de recambios o tres, no más. Uno de ellos puede ser Reyes, que aspira a ayudar a la escuálida falange sevillista. El utrerano, en el que puede ser su último partido como sevillista, quiere sumar y ayer se ejercitó como uno más tras recuperarse plenamente de la operación de apendicitis. A las bajas de Krohn-Dehli y Tremoulinas, se suman ahora las de N'Zonzi y Kolodziejczak, que dejan dos huecos en la lista de Basilea.

En la Liga, además, Sevilla y Barcelona se han repartido los triunfos en dos batallas durísimas, con sendos 2-1. En el Camp Nou, el Sevilla jugó su mejor partido fuera de casa y puso en aprietos al Barcelona. Y esto también insufla energía. Pero, sobre todo, lo que palía la gran diferencia de fuerzas es el ánimo sevillista tras el triunfo de Basilea. Ahora, en la conciencia de haber hecho historia, le queda el último gran reto.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios