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La incógnita de Merino

  • El técnico sigue sin encontrar al acompañante ideal para el goleador Rubén Castro. En seis encuentros optó por un delantero y en otros tantos por Fabián.

Juan Merino le viene dando vueltas al once que dispondrá mañana ante el Levante desde el pasado sábado, nada más terminar el duelo contra el Atlético. El linense ya era consciente de la trascendencia de este encuentro, de ahí que el mismo lunes ya le anunciase a sus jugadores que habría cambios en la alineación, con la segura entrada de Bruno en el centro de la defensa. Más dudas tiene el técnico con la vanguardia de su equipo, donde el único indiscutible se llama Rubén Castro y la cuestión pasa por encontrar el acompañante ideal para el canario.

Durante toda la temporada, el Betis es uno de los equipos que no ha repetido once de un encuentro a otro, una constante que también ha continuado con Merino. No sólo las sanciones o lesiones han propiciado esta realidad, sino también la irregularidad exhibida por el cuadro verdiblanco. El linense ha alternado los sistemas, con la presencia de otro delantero como pareja de Rubén Castro o con Fabián partiendo desde la mediapunta, y los resultados han sido variables sin importar la disposición táctica.

En sus tres primeros partidos, Merino optó por el palaciego dentro de ese 4-2-3-1 con el que comenzó su segunda etapa en el banquillo bético. Los dos empates ante Villarreal y Real Madrid reforzaron esa idea, aunque el siguiente tropiezo contra la Real hizo variar al linense.

Así, desde la segunda parte en Anoeta, Merino cambió a un equipo con dos delanteros, en el que entró Van Wolfswinkel por Fabián. El holandés repetiría las tres siguientes jornadas, en las que el Betis obtuvo una victoria -Valencia- y dos empates -Deportivo y Sporting-. Para el encuentro posterior, el técnico mantuvo el 4-4-2, pero Jorge Molina se convirtió en el nuevo acompañante de Rubén para el duelo ante el Rayo.

El nuevo empate cosechado, y con un pobre segundo tiempo en el que debutó Leandro Damiao en sustitución del alcoyano, llevó a que Merino cambiase de sistema y jugadores para el encuentro contra el Espanyol. En Cornellà-El Prat, el linense regresó al 4-2-3-1 con Fabián como mediapunta, aunque en este ocasión Dani Ceballos sería el segundo mediocentro en el lugar del hasta entonces habitual Petros.

La victoria y la excelente imagen bética provocaron que Merino repitiese cuatro días después ante el Granada, aunque a la media hora de partido el técnico dio entrada a Jorge Molina por Cejudo para volver al 4-4-2.

Una semana más tarde en San Mamés, de nuevo Jorge Molina tendría continuidad en el once, algo que cambiaría a la jornada siguiente contra el Málaga. Merino mantuvo el sistema con dos delanteros, pero entonces otorgó la primera oportunidad de titular al brasileño Damiao, aunque ni el rendimiento del delantero ni el resultado fueron positivos.

Para la última jornada en el Vicente Calderón, de nuevo Merino apostó por el 4-2-3-1 con Fabián como mediapunta y Dani Ceballos en el doble pivote, pero el Atlético acabó pasando por encima de los verdiblancos.

Curiosamente, el rendimiento de Rubén Castro ha sido superior cuando ha estado acompañado por un delantero nato, como así atestigua que de los ocho goles que ha anotado desde la llegada de Merino, siete los ha convertido con una pareja en el ataque.

En cuanto a los resultados, las cifras son muy parecidas con ambos sistemas, de ahí que Merino todavía no tenga definido cómo acompañar a su goleador.

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