Ideas.entre los 125 interproveedores de Mercadona hay de todo: empresas grandes, medianas, pequeñas, con una marca propia sólida, sin ella. Pero en un amplísimo porcentaje son pymes que fundamentalmente surten a la cadena de productos Hacendado, Bosque Verde, Deliplus y Compy. "Se puede decir que detrás de Mercadona hay un grupo de fabricantes muy grande que, al tener estas marcas paraguas, pasan más desapercibidos en su aportación en innovación, generación de empleo y desarrollo de la industria española", afirma Yolanda Cerdá, autora del informe del instituto Cerdá El valor de la innovación conjunta.

En él se pone en pie con datos la relevancia del ecosistema industrial en torno a la cadena valenciana de distribución: tres productos nuevos lanzados por semana entre 2012 y 2015, el 42% totalmente novedosos y el 82% con más de un año en los lineales, frente al 24% de media del sector (según datos de la consultora Nielsen). "La idea del estudio es poner en valor este trabajo, porque te encuentras con que muchas de estas empresas son muy discretas, por cultura no son de comunicar". Cerdá explica que lo que se pretende es "contrarrestar esa idea, de cara al consumidor y la industria, de que las cadenas que apuestan por marcas propias hacen que la innovación se frene en el gran consumo; los fabricantes que hacen productos para Mercadona, la mayoría españoles, innovan igual o más que otros, y queríamos demostrar cómo Mercadona contribuye al tejido industrial de España".

Durante el proceso de elaboración del informe, el Instituto Cerdá ha constatado cómo los interproveedores se sienten parte de la propia Mercadona, algo que, en opinión de Yolanda Cerdá, es una de las razones del éxito. "Son empresas bastante cómodas por formar parte de ese ecosistema, parte de la clave del éxito es que es un modelo bastante robusto, con procesos muy transversales. El engranaje Mercadona-fabricantes está muy bien construido en procesos, criterios, lenguaje...".

Cerdá también refuta la idea de que están asfixiadas al máximo por la alta exigencia de la cadena, que actuaría como una especie de agente extractivo. "Es verdad que es exigente, pero lo es también con sus propios empleados. Esto tiene la parte dura de que hay que trabajar a un ritmo rápido y cambiar continuamente, porque hay que mejorar, pero tienen la contrapartida de tener una posición en el mercado y al final, unas capacidades productivas muy grandes".

De hecho, sucede lo contrario: las empresas crecen y se modernizan gracias a su relación con Mercadona. "Han madurado mucho en los últimos 10-15 años gracias a Mercadona, y con cambios bastante recientes. Las plantas, los almacenes, están tecnológicamente muy desarrollados", señala Cerdá, que concluye: "Lo que reciben compensa con creces las obligaciones de estar trabajando con Mercadona", lo que avala la idea repetida por Juan Roig, el presidente de la cadena, de que todos los interproveedores ganan dinero.

Otra idea refutada por el Instituto Cerdá es la de que estás empresas dependen tanto de Mercadona que se subordinan a sus directrices en todo. "La relación con la cadena sí está muy estandarizada, pero en procesos y sistemas de gestión hay bastante variedad. Esto me ha sorprendido, pensaba que sería más homogéneo, pero cada uno se organiza a su manera: los que originalmente tenían una forma de trabajar la han mantenido y adecuado a Mercadona; en otros, más pequeños, sí ha podido influir más la cadena porque han ido aprendiendo con ella".