Sector agroalimentario Seminario de Landaluz y CAEA en el Instituto San Telmo

En las guerras siempre pierden todos

  • La industria y la distribución andaluza exploran vías de colaboración y comunicación para promocionar el producto autóctono y lograr un equilibrio en el que todos ganen

La distribución alimentaria en guerra de precios, la marca blanca en crecimiento y la industria asfixiada por su dificultad para colocar el producto en los lineales y sus cada vez más escasos márgenes... El hilo que mantiene viva la cadena de valor se ha tensado en los últimos años y para que no se rompa las partes implicadas han abierto canales de comunicación, sobre todo, para diagnosticar los problemas y buscar la solución. En Andalucía, un primer paso ha sido el seminario Industria y Distribución Alimentaria: Estrategias de colaboración en la Cadena de Valor, celebrado en el Instituto San Telmo de Sevilla y promovido por Landaluz, la patronal andaluza de la calidad certificada, y la Confederación Andaluza de Empresas de la Alimentación (CAEA), asociación que agrupa a las empresas de distribución.

"Es un formato nuevo, en un seminario y en el marco de un centro académico, y el objetivo es enriquecernos mutuamente, conocernos un poco más, con sinceridad absoluta", afirma Manuel Jurado, presidente de Landaluz. Luis Osuna, director general de Covirán y representante de la distribución, reconoce que el camino es difícil, "por una guerra de precios absurda que no beneficia ni siquiera al consumidor y que perjudica el equilibrio económico de las empresas". Osuna piensa que esta intensa competencia continuará en los próximos años. Por eso, ante el riesgo de "dejar compañeros en el camino", en referencia a la industria y los productores, se propone buscar "puntos de equilibrio y colaboración".

¿Cuáles? Jurado tiene claro que la industria debe reconvertirse. Ya no estamos en ese momento boyante en el que el producto se vendía solo. "Hemos estado dormidos y anclados en el pasado; hay muchas ineficiencias y grasas". El presidente de Landaluz defiende una industria más enfocada a prestar servicios al consumidor, que no puede vender el 70% o el 80% de su materia prima a granel. "En Andalucía, por cada euro de producción, 0,30 céntimos corresponden al producto envasado; en Cataluña, son 1,60 euros; envasan más de lo que producen. Es imprescindible mejorar esa ratio". La esperanza es que la crisis y sus consecuencias ha hecho "que el sector corra ahora más que en los últimos 40 años".

El problema, como se ha dicho, es que el consumidor cada vez gasta menos en la compra y demanda productos más baratos. Osuna aboga por que industria y distribución trabajen conjuntamente para lograr una mayor eficiencia y para que el consumidor sienta que se le está aportando valor. ¿Cómo? Por ejemplo, simplificando las facturas de compra entre los operadores, que, ahora, según relata Jurado, pueden contener hasta 40 capítulos. Otra salida es la potenciación de los productos andaluces en los lineales, con un espacio propio permanente o durante un periodo de tiempo en todas las cadenas. Ahora, el 92% de todo lo que facturan las empresas de Landaluz se exporta fuera de España, y el objetivo es que los propios andaluces consuman lo de aquí. "Muchas veces no valoramos lo que tenemos en casa -afirma Jurado-; al consumidor hay que educarlo con catas, cursos de cocina, y que compre no por chovinismo sino porque nuestro producto es de los mejores". Si el objetivo se consigue, afirma, el sector agroalimentario será un motor de empleo fundamental para salir de la crisis en Andalucía.

Y, en este sentido, Jurado se muestra partidario de que este esfuerzo promocional se lleve a efecto desde los propios interesados. "La Administración ha apoyado mucho, pero ahora ha reducido su presupuesto y debemos ser los propios asociados los que tenemos que poner de nuestra parte".

¿Y la marca blanca? ¿Se podría hacer algo para reducir su peso? Aquí Luis Osuna se pone de parte de la libertad de mercado: cada empresa es libre de adoptar las estrategias que estime oportunas. De lo que no es partidario es de, por ejemplo, la posición de la Comisión Nacional de la Competencia de suprimir de la legislación la prohibición de venta a pérdidas. Su tesis es que eso perjudicaría al sector, ya que obligaría a reducir aún más costes y márgenes, hasta el límite de lo insoportable. "Tenemos que buscar la fórmula para que todos ganemos", insiste. "Si el agricultor no gana dinero a la larga yo tampoco lo voy a ganar", añade Jurado, que critica la venta a resultas (subastas a la baja). "Al consumidor le da igual pagar a un euro que a 1,10", dice. En resumen: precios competitivos, sí, pero no hundidos.

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