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Los editores

Prescriptores de la cultura impresa

  • El mercado editorial sevillano se encuentra más vivo que nunca, con nacimientos y concentraciones de empresas del sector. Las nuevas y las antiguas buscan especializarse y destacar con el lanzamiento de autores que puedan competir con la oferta más mediática.

El negocio de la edición impresa continúa al alza en tiempos de internet. Es incesante la publicación de libros, por parte de los grandes grupos editoriales nacionales y también por pymes culturales sevillanas. En la capital andaluza permanecen abiertos dos frentes: por una parte editoriales asentadas en el tiempo (Alfar, Guadalquivir, RD...) y por otra un grupo de iniciativas deseosas de aportar valor añadido a la cultura general. Conviven de forma pacífica, se respetan, se admiran y se complementan. Son los prescriptores de la palabra escrita.

Entre éstas se encuentran Metropolisiana y Libros de la Herida. La primera se encuentra a cargo de Antonio Álvarez, Pepe Serrallé y Manolo Ortiz, tres amigos que se han iniciado en la aventura editorial “para vencer la desidia”. Como compañeros de viaje han contado con Manuel Rosal, que sacará su nuevo poemario Oro; Manuel Gregorio González, con El arte inútil, Alfonso Crespo, con su ensayo a partir de cine de Herzog, y Alberto Marina Castilla con La deriva.

Libros de la Herida nace capitaneada por los poetas David Eloy Rodríguez y José María Gómez Valero. Su primera novedad es el poemario Compañero Enemigo de Juan Antonio Bermúdez.

Con herramientas parecidas empezaron a funcionar hace unos años Point de Lunettes, de Manuel García, Anselmo Martínez y María Jesús Casermeiro, y Mono Azul, de Ana Clemente y Javier Hernández. Ambas aparecieron casi de la mano y actualmente publican entre 10 y 15 títulos al año. Poco después se sumaron Cangrejo Pistolero, Jirones de Azul y La Máquina China, llegando incluso a crear  la Red de Editores Independientes, con caseta en la Feria del Libro. La nueva generación pisa fuerte y aspira a poner en órbita a nuevos autores, pide un lugar al sol en un mercado en el que prima la fugacidad y en el que los libros se suceden unos a otros con demasiada velocidad en los anaqueles de la venta.

Por su parte, Alfar cumple 25 años y no descarta aventurarse en una “expansión controlada”, según anuncia Manuel Díaz, su editor.

Ni acomodados, ni inmovilistas. A reinventarse tocan. Eso es lo que se ha propuesto la editorial de Abelardo Linares, “hombre del millón de libros”, como lo llamó Juan Bonilla, tras la compra de la colección de Eliseo Torres de Nueva York. Se trata de Renacimiento, que publica en torno a un centenar de títulos al año en más de treinta colecciones y sin embargo, “después de tres décadas es apenas ahora cuando empiezo a sentirme editor”, confiesa Linares.

Otro de los sellos de referencia es Algaida, una filial de Anaya afincada en Sevilla. El editor Miguel Ángel Matellanes calcula que de su factoría salen al año más de 150 títulos, repartidos entre las diferentes colecciones. “A veces el sello editorial sirve de orientación al lector. Es la ventaja que tenemos sobre las nuevas”, asegura.

En la literatura especializada despuntan Kalandraka, en género infantil, y Signatura con temas andaluces y ensayos. Empresas pequeñas que cumplen un papel fundamental. “Es necesaria una oferta especializada porque da confianza al lector”, considera Eva García, editora de Kalandraka.

La Fundación José Manuel Lara durante cinco años ha realizado un enorme esfuerzo editorial, desarrollando varias colecciones que han puesto al alcance de los interesados desde los clásicos andaluces a libros temáticos de divulgación o biografías sobre personajes recientes de la sociedad andaluza. Por lo que se ha anunciado recientemente, a partir de ahora va a reducir bastante su producción editorial.

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