Investigación

La Conquista de Marte

José Luis Rodríguez del Corral

Con al apropiado sobrenombre de Curiosity, el robot espacial MSL (Mars Science Laboratory) fue lanzado desde Cabo Cañaveral en noviembre de 2011 con destino a Marte, adonde llegará tras un viaje de 570 millones de kilómetros en agosto de 2012. Ocho meses durará pues el trayecto que las radioseñales recorrerán en menos de catorce minutos a la velocidad de la luz. Curiosity es tres veces más pesado (900 kilos) y dos veces más grande que los anteriores vehículos de exploración marciana y está asimismo equipado con instrumentos científicos más avanzados. Monitorizada por la NASA y equipada en parte por la comunidad internacional, incluida una estación meteorológica diseñada por España en colaboración con Finlandia, es la expedición más ambiciosa que se haya enviado nunca al planeta rojo. Su misión principal es investigar la capacidad de Marte, pasada o futura, para albergar vida, investigación que se concreta en cuatro objetivos a alcanzar en los dos años que se estima estará operativo recorriendo la superficie del planeta a una velocidad de 30 metros por hora. En primer lugar, buscar rastros de agua en Marte. En segundo, caracterizar la historia de su clima y, asimismo, en tercer lugar, la de su geología, con miras a preparar por último la exploración humana del planeta.

Este último objetivo es más una necesidad psicológica que científica y en última instancia justifica, con su anhelo romántico de exploración, las ingentes cantidades que se dedican a estos proyectos. El hombre pondrá sin duda el pie en Marte como lo puso en la Luna.

Es una tentación irresistible que, felizmente, favorece una carrera espacial que nos provee de conocimientos científicos absolutamente necesarios para mantener nuestro modo de vida. Ahora bien, ese "romanticismo" tendrá un coste, también romántico. Según un artículo publicado en el Journal of Cosmology de octubre de 2011, a Marte se podrá ir, y pronto, en menos de una década, siempre que asumamos que no se podrá volver. Del monto total de una misión tripulada, nueve partes corresponden al regreso y sólo una a la ida. A eso hay que sumar el correspondiente desafío tecnológico. De modo que la única manera de acelerar, tal vez por décadas, la 'conquista' del planeta rojo es enviar voluntarios que asuman que no regresarán nunca a la Tierra. Según los autores del artículo, reputados cosmólogos de universidades norteamericanas, no se trataría de una misión suicida pues se prepararía un campamento base y los primeros 'colonos' marcianos estarían en contacto y recibirían suministros. Se les elegiría entre candidatos que no estuvieran ya en edad reproductiva y con una esperanza de vida en torno a los veinte años. Probablemente la imposibilidad de regresar a la Tierra será una norma de toda futura misión espacial. Algo que parece bastante lógico en esas distancias siderales. La Odisea espacial no tiene Ítaca, es un viaje sin billete de vuelta. Al fin y al cabo ese era el destino de la nave Star Trek.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios