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Rupert Murdoch niega haber pedido favores a políticos británicos

  • El magnate de la prensa intenta minimizar su influencia ante la comisión Leveson

El magnate de la prensa, Rupert Murdoch, trató de minimizar su influencia política en su testimonio ayer ante la comisión británica que investiga la ética de la prensa, al día siguiente de la comparecencia de su hijo James, que puso en apuros al Gobierno.

"Nunca le he pedido nada a un primer ministro", declaró el presidente de News Corp., en la primera de sus dos apariciones previstas en Londres ante la comisión Leveson, que le interrogó sobre sus vínculos con Margaret Thatcher, John Major, Tony Blair y David Cameron.

"Quiero terminar con esto de una vez por todas. Es un mito total que utilicé la influencia del Sun o su supuesto poder político para obtener un trato favorable", agregó Murdoch, de 81 años, refiriéndose al diario de mayor tirada en el Reino Unido, propiedad de su grupo.

Con respecto a Cameron, negó los rumores "falsos" de que estaba descontento con el primer ministro por ordenar esta investigación a raíz del escándalo de las escuchas telefónicas ilegales que condujo a la desaparición de su semanario sensacionalista News of the World tras más de siglo y medio de existencia en julio. La intensificación del escándalo llevó también a News Corp. a renunciar a la polémica compra de la totalidad de la plataforma televisiva de pago BSkyB, de la que ya era el primer accionista.

El magnate ya tuvo que explicarse sobre las escuchas en julio en la comisión de Cultura, Medios de Comunicación y Deportes del Parlamento, ante la cual negó cualquier responsabilidad.

Al ser nuevamente interrogado ayer por los "pinchazos" y el uso de detectives privados por el News of the World para tratar de obtener exclusivas, Murdoch dijo que creía que los famosos y políticos "no tienen derecho a la misma intimidad que la gente normal y corriente".

La comparecencia de Murdoch se produjo al día siguiente de la de su hijo James, número dos de News Corp. y ex presidente de su subsidiaria británica, en la que se evidenciaron sus estrechos vínculos con el Gobierno de Cameron, hasta el punto que algunos diarios titularon La revancha de los Murdoch.

Mientras Rupert Murdoch declaraba, Adam Smith, un consejero del ministro de Cultura Jeremy Hunt acusado de haber filtrado información confidencial y haber dicho que el ministro respaldaba la polémica compra, dimitió.

En cuanto a Hunt, aunque el líder laborista Ed Miliband volvió a pedir su dimisión, Cameron volvió a otorgarle su "pleno respaldo" en una comparecencia en el Parlamento, aunque agregó que "todos hicimos demasiado siendo amistosos con Rupert Murdoch".

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