Crítica de Jazz

Generoso Lovano

El nombre de la formación parece ya una declaración de intenciones: el cuarteto clásico de Joe Lovano, ahí es nada. Classic!, clamaba el hermoso disco registrado en directo en 2005 pero editado el año pasado (por Blue Note, hogar del saxofonista desde los 90), cuando Lovano giraba con el magnífico Hank Jones. ¿Reafirmación? ¿Autoironía? ¿Regreso a la cuna? Ofrece Lovano música jazz sin fisuras. Desde su asiento bop nunca ha dejado de sonar sincero, y eso que se ha implicado en los contextos más variopintos: la big band y la orquesta sinfónica, el homenaje operístico, el magnífico trío junto a Frisell y Motian (de entre la abultada discografía en el trío de Motian puede escucharse, como epítome, el deslumbrante Sound of Love), el trío Fascination (junto a Holland y Elvin Jones), sus colaboraciones con Hank Jones, con Scofield, pero también con Dave Douglas y con Masada, el magno proyecto siempre inconcluso del desbordado John Zorn.

Con los músicos que ahora le acompañan se logra ese difícil equilibrio entre contundencia y sutileza que bien puede resumir la silueta de un saxo tenor: elegantísimo Lawrence Fields (que acompaña a Lovano y Douglas en el reciente Sound Prints), su técnica no se agota en el efecto, es sugerente, magnífico por momentos y de un frágil lirismo; coloristas y rotundos Slavov y Castaldi. Cuando -en una época que veía hincharse como el sapo de la fábula los orgullos nacionales respectivos- se le pidió consejo a Goethe sobre la preparación de una antología de la mejor poesía alemana, el gran polígrafo sugirió una sola cosa: que contuviera traducciones al alemán de poetas extranjeros. Quizá en este sentido sea clásico el cuarteto de Lovano: no ya -sólo- por hacerse eco e instalarse en una tradición secular, por no vestir el traje del rey de ciertas tendencias ni revestirse de parafernalias, sino por traducir -sin traicionar ni traicionarse- aquellas visibles influencias en algo único: un sonido, la voz.

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