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Cultura

Granados en sus pianistas

  • Hace justo 100 años, un 24 de marzo, el compositor leridano Enrique Granados (1867-1916) fallecía en el Canal de la Mancha víctima de una acción de guerra.

El 28 de enero de 1916 Enrique Granados estrenaba Goyescas en el Metropolitan de Nueva York. La ópera tenía libreto de Fernando Periquet y surgió como un encargo de la Ópera de París a raíz del éxito que la suite pianística de igual título tuvo en su estreno mundial en la Sala Pleyel en 1914. La recepción crítica en América, adonde la guerra acabó llevando la presentación de la obra, no fue demasiado favorable y Goyescas tuvo sólo cinco funciones, pero el público la recibió con júbilo y el nombre de Granados alcanzó tanta popularidad que el presidente Wilson lo invitó a la Casa Blanca. Fatídico homenaje. Para cumplir con él, el compositor cambió la fecha de su regreso a España: ya no lo haría en el Antonio López, que hacía la ruta Nueva York-Barcelona, sino en el SS Rotterdam, que conduciría al matrimonio Granados hasta Inglaterra. Allí embarcarían en el Sussex para atravesar el Canal de la Mancha y, una vez en tierras francesas, culminar su viaje hasta Barcelona en tren.

La guerra se cruzó una vez más, y esta de forma definitiva, en los proyectos del músico español: un submarino alemán confundió al parecer al buque, de bandera francesa, con un barco minador y lo torpedeó sobre las 14:50 de la tarde del 24 de marzo. El Sussex se partió por la mitad. Murieron 80 personas, entre ellos Granados, quien en el horror y la confusión del momento había conseguido alcanzar un bote salvavidas, pero al ver a su esposa debatirse aún entre las olas se lanzó al mar para tratar de ayudarla. Ninguno de los dos logró salir ya de las aguas atlánticas.

Fallecía así, con sólo 49 años (curiosamente casi la misma edad, le faltaron once días para llegar a ella, a la que había muerto Isaac Albéniz siete años antes en la ciudad-balneario francesa de Cambo-les-Bains), una de las grandes figuras de la música española, un compositor que hizo del piano su medio favorito (casi exclusivo, cabría decir) de expresión. Perteneciente todavía a esa estirpe del intérprete-compositor romántico, Granados fue un concertista de éxito, un extraordinario virtuoso incardinado en la tradición heredada de Chopin, Schumann y Liszt, tan capaz de afrontar las grandes formas clásicas como de improvisar a la vez que creaba todo un muestrario de pequeñas piezas de salón, esas en las que destacó de forma brillante hasta la irrupción tardía de su monumental Goyescas, una de las obras fundamentales del pianismo español de siempre.

Además del propio Granados fue Ricardo Viñes el primer gran intérprete de su música. Leridano como él y entregado intérprete de los compositores españoles y franceses que coincidieron en el París de principios del siglo XX (Debussy, Ravel, Dukas, Falla, Albéniz…), Viñes grabó nueve discos de 78 r.p.m. entre 1929 y 1936; restituidos hace unos años por el sello Tritó, lamentablemente la selección no incluye música de Granados.

En cualquier caso, sin duda, la gran intérprete del compositor de Lérida ha sido la barcelonesa Alicia de Larrocha, heredera directa de su arte a través de la Academia Marshall, que fundara el propio Granados en 1901, dirigiera Frank Marshall desde 1916, y entre 1959 y 2009 rigiera Larrocha, quien, poco antes de su muerte, escogió como su sucesora a Marta Zabaleta, discípula predilecta, que es su actual rectora. Larrocha registró buena parte del legado de Granados en los años 60 en varios discos para Hispavox que luego repitió en Decca en los años 70 y 80, en grabaciones que se han convertido en absolutamente referenciales. Por aquellas fechas, Joaquín Achúcarro dejó también para RCA (hoy, en Sony) unas Goyescas absolutamente imprescindibles para el cabal entendimiento de esta suite. Otros pianistas españoles que han destacado en algún momento en la música del maestro catalán son el aragonés Eduardo del Pueyo, en registros recientemente rescatados por el sello Sinetone PCA, o la gran y prematuramente desaparecida Rosa Sabaté en unas Goyescas en vivo que publicó hace unos años el sello de RTVE Música.

Más recientemente, José María Pinzolas para DG; Rosa Torres Pardo para Naxos (Danzas españolas) y Calando (Goyescas, recién restaurada y reeditada por DG); Luis Fernando Pérez, con unas magníficas Goyescas en Mirare; Daniel del Pino para Verso; o Marisa Blanes con unos delicados Valses poéticos en Tañidos, han de ser también tenidos en cuenta. El futuro pasa en cualquier caso por las manos del gran Javier Perianes, que de joven dejara ya unos inolvidables Valses poéticos y acaba de sentar cátedra con el Quinteto junto a los arcos del Cuarteto Quiroga.

De entre los grandes pianistas extranjeros que se han acercado a Granados, Martin Jones grabó en el año 2000 una especie de integral de más de seis horas para Nimbus, algo parecido a lo que el checo Thomas Rajna hizo un cuarto de siglo antes, en un trabajo hoy a precio de saldo en Brilliant. El inolvidable Aldo Ciccolini (Emi), Jean-François Heisser (Erato), Jean-Marc Luisada (DG) o el formidable Garrick Ohlson (Hyperion) se han acercado también con apreciable éxito a la obra cumbre del músico.

Aunque este acercamiento a la figura de Granados trata básicamente de los pianistas, olvido imperdonable sería eludir sus canciones, en especial sus Tonadillas y sus Canciones amatorias, de las que La Mà de Guido rescató hace poco un registro histórico con Conchita Badía acompañada por Larrocha. Victoria de los Ángeles (álbum en vivo grabado en el Palau de la Música Catalana y recuperado por Columna Música hace algo más de un lustro) o Pilar Lorengar han sido también grandes intérpretes de este repertorio. Y no conviene olvidar el esfuerzo de algunas cantantes extranjeras, como Christiane Oelze (acompañada por Rudolf Jansen en Berlin Classics) y sobre todo la apasionada mezzo estadounidense Joyce Di Donato en un disco español arrebatador.

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