Cultura

Historia de un día, seis años atrás

Baile, coreografía y dirección: Isabel Bayón. Guitarra: Jesús Torres. Cante: David Lagos. Percusión: Joselito Carrasco. Lugar: Sala Joaquín Turina. Fecha: jueves, 1 de diciembre. Aforo: Lleno

Andábamos a vueltas con el Estatuto, midiendo con regla milimétrica el territorio del flamenco, que si Extremadura, que si Murcia, cuando llegó Isabel, "desnuda de elementos superfluos: un guitarrista pleno de lírica melancolía. Un percusionista plural. Un cantaor despojado, entero y verdadero como piedra que no perdió su centro. Y nada más". Hablaba aquel 2 de diciembre de 2005 de Juan José Amador y anoche fue David Lagos el encargado de coger la llama que han llevado Miguel Poveda, Arcángel, El Pele y José Valencia. "Los brazos desnudos dándole forma al martinete en off de Agujetas, convirtiendo en sensual, externo, un hecho psicológico, la rabia". "La puerta abierta es un espectáculo al primer golpe, de una mirada, de una sola tacada. Íntimo, franco. Bayón bailó como nunca. Una gozada". Porque Isabel sigue fresca, lozana, repartiendo sensualidad y elegancia en cada gesto.

Mucho ha cambiado la danza jonda en estos seis años. Más fragmentación, coreografías aún más exahustivas, hasta cortar la respiración del espectador. Galván dio otra vuelta de tuerca y Rocío Molina irrumpió gozosamente. No obstante, esta obra maestra se mantiene con excelente salud seis años después. Una obra maestra sencilla que, siendo un boceto, como decía Bayón ayer en Diario de Sevilla, encontró en su primera representación pública su mejor versión. Por frescura, por vitalismo, por sobriedad. El lujo no le perjudicó, pero tampoco lo mejoró. Porque se trata, sigue siendo, un espectáculo de desnudeces, aunque se vista de seda. Ayer la vimos cuatro locos. Hoy es un fenómeno social, casi sevillano. El título procede de un texto de Peter Brook, según declaró Pepa Gamboa, directora del espectáculo que, extrañamente, no figuraba ayer en los créditos.

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