Cultura

Javier González reflexiona sobre el turismo de masas en su obra 'Errabundia Express'

  • El autor sevillano agrupa artículos y ensayos en este libro editado por Point de Lunettes

Javier González (Sevilla, 1970), que ayer presentó en Sevilla su libro Errabundia Express (Point de Lunettes), declara que la mayoría de sus viajes se deben a lecturas de escritores viajeros y que es partidario del "viaje sedentario, concebido desde el sofá".

Errabundia Express agrupa artículos, reportajes y ensayos, algunos inéditos con el tema común del viaje y el predominio de los destinos o los recorridos ubicados en el Sur, un término que el escritor prefiere al de Andalucía.

"Andalucía, más allá de lo que representa, es una palabra bonita, pero no me gusta mentarla demasiado cuando escribo, prefiero hablar del Sur en general, como toponimia indefinida, como una especie de meridiano confuso, transfronterizo", señala González, quien asegura no ser "muy andaluz de condición, mi alma es poco o nada estatutaria".

González, que fue fundador de la revista de libros Mercurio, que dirigió durante casi diez años, también ha reunido en este volumen reflexiones sobre el turismo de masas, sobre los arquetipos turísticos, sobre viajeros ilustres por el Sur a lo largo de la Historia, por lo que dijo que "de todo esto hay en mi mochila de escritor y turista de alpargata."

El tono irónico de muchos de estos textos tal vez se deba a la creencia de su autor de que "hoy ya ha muerto la mítica y la mística del viaje, no existe el viaje sin ataduras, la aventura inocente y arrebatada de quien se lanza a la conquista de un atardecer rojo sangre."

"Hoy sólo se es turista para todo; existencialmente, sólo somos turistas; el valle de lágrimas que es esta vida, nos impone nuestra condición de turistas de alpargata, de transeúntes por entre la incertidumbre indefinible del tiempo", añade.

Sobre sus preferencias viajero-literarias comenta que en primer lugar están "los libros de viajes sin género definido", esa "literatura viajera concupiscente, como si fueran un pisto de memoria, de crónica periodística, de paseo por los barrancales de la historia", como es el caso de El Danubio, de Claudio Magris. También defiende la lectura de otros "viajes poco recomendables", como el Viaje en torno de mi cráneo, del húngaro Frigyes Karinthy, a partir de un tumor cerebral.

"Ha muerto el viaje, sí, pero ha muerto el viaje sometido a su atadura geográfica, no hay mucha diferencia entre viajar a Madagascar, que viajar de la butaca al excusado, a esto han contribuido las tarjetas de crédito", según el autor. González concluye con ironía: "Uno puede ponerse estupendo, decir que se va a la aventura, que quiere perderse de vista en cualquier sitio exótico, pero es seguro que nunca olvidará la tarjeta de crédito, que es la vacuna que nos inmuniza contra las asechanzas del exotismo viajero".

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