Juan Pérez Floristán | Pianista

"Es una responsabilidad para mí; la sobreexposición no es muy buena"

  • Artista Residente de la temporada 2022-23 de la ROSS, el pianista sevillano participa como parte del Trío VibrArt en el arranque del curso sinfónico con el ‘Triple’ de Beethoven

Juan Pérez Floristán en el ensayo del miércoles por la tarde con la ROSS

Juan Pérez Floristán en el ensayo del miércoles por la tarde con la ROSS / Juan Carlos Muñoz

Desde que debutara con 15 años en el Maestranza, la presencia de Juan Pérez Floristán (Sevilla, 1993) en su ciudad natal es una constante y se ha intensificado con sus grandes éxitos en concursos internacionales. El curso 2022-23 ha sido nombrado Artista Residente de la ROSS, orquesta que abre hoy mismo su temporada con la Sinfonía Titán de Mahler y el Triple concierto de Beethoven, que Pérez Floristán tocará como miembro del Trío VibrArt, que fundó hace diez años junto al violinista Miguel Colom y el violonchelista Fernando Arias.

–Inicia su año de residencia con la ROSS, ¿cómo se siente?

–Es un comienzo espero que con el pie derecho. Tiene todas las papeletas para serlo, porque empiezo con una obra de celebración, tan divertida, en la que además tengo ocasión de sentarme con mi trío español, con Miguel, concertino de la ONE, con Fernando, catedrático en Atocha, y con la ROSS. La obra refleja un poco esa camaradería y ese espíritu de celebración. Es un comienzo festivo.

–¿Es acaso el Triple la menor de las obras concertantes de Beethoven?

–Con algunas obras a veces se les ve el plumero a los músicos al decir aquello de “bueno, esta obra tiene sus méritos, hay que saber entenderla” y tal, ¿no? Y hay obras que, aun pudiendo ser eso así, realmente no son gran cosa. Pero el Triple de Beethoven no pertenece a ese grupo. Es un concierto que hay que escuchar con el chip adecuado, es una obra de festejo, divertida, llena de bromas musicales. La virtud de algunas obras es justamente su falta de pretensiones. Peores son las obras que buscando la grandeza se quedaron a medio camino. Aquí no es que uno diga “no es para tanto”, es que se ve que Beethoven tampoco quería que fuera para tanto; es un divertimento, lo cual no quiere decir que sea fácil, porque sobre todo la parte del violonchelo es muy difícil. No es que sea una obra menor. Eso es como decir que las zarzuelas son peores que las óperas. No, es que son géneros diferentes. Esta es una obra en el espíritu casi del concerto grosso barroco, una especie de conversación animada entre músicos.

–A veces se habla del frustrado concierto para violonchelo de Beethoven.

–Un poco sí, porque pocos conciertos se han escrito con esta dificultad para el cello; para mí es incluso más difícil que el de Dvorák; son dificultades diferentes, pero el nivel de incomodidad es brutal.

Otro momento del ensayo con la ROSS, que dirige su titular, Marc Soustrot. Otro momento del ensayo con la ROSS, que dirige su titular, Marc Soustrot.

Otro momento del ensayo con la ROSS, que dirige su titular, Marc Soustrot. / Juan Carlos Muñoz

–Es además el primer concierto de la temporada de la ROSS, no sé si eso significa algo...

–Que estoy deseando que llegue. El Triple, que tiene esa cosa festiva, y la que entre las sinfonías de Mahler es también la más festiva y cercana al público. Me acerca mucho a mi juventud, porque es una obra que se toca mucho en orquestas de jóvenes. Yo veo este programa en cualquier parte y me compro la entrada, para mí es éxito asegurado.

–Lo ha hecho ya otras veces con el trío, ¿no?

–Sí, creo que es la cuarta vez.

–¿Y cómo va el trabajo con su trío?

–Tenemos la ventura (y por otro lado la desventura) de tener vidas profesionales individuales muy activas, así que nos juntamos cuando podemos. Estos años de pandemia han sido difíciles, el trío se ha visto más resentido que nuestras respectivas carreras individuales. Pero esto son etapas, el trabajo hecho, hecho está. Puede haber fluctuaciones, pero el trío tiene visos de tener muchos años de vida por delante.

–Además de este concierto, su Residencia incluye un recital a solo y otro concierto como solista con la orquesta, con el de Bartók. ¿Qué significa esta experiencia en este momento de su carrera?

–Para mí es un regalo, pero una responsabilidad también, porque la sobreexposición no es muy buena. Yo me siento muy agradecido con el público español en general y sevillano en particular, pero me da un poco de respeto presentarme tres veces en la misma temporada.

"Voy notando un cierto reconocimiento internacional, que es algo que te hace sentir orgulloso. Para un artista ser valorado es ya mucho."

–En mayo de 2021 ganó un premio importantísimo en Tel Aviv, ¿le ha cambiado algo su vida de concertista?

–Sí, pero lentamente, porque vivimos tiempos raros, porque hay cosas que tendrían que haber salido y no han salido y cosas que no las hubiera esperado. Los efectos de la pandemia siguen ahí, sigue habiendo mucho público con miedo de volver a las salas de concierto. Yo hubiera preferido no ganar en una pandemia, pero prefiero ganar en una pandemia que no ganar nada. Voy notando un cierto reconocimiento internacional, que es algo que te hace sentir orgulloso. Para un artista ser valorado es ya mucho.

–¿Eso se traduce esta temporada en algún debut que considere relevante?

–Sí, voy a debutar con la Filarmónica de Israel oficialmente en temporada. Toqué con ellos pero realmente fue en la final del concurso. Iba a tocar en abril pero cogí el covid por segunda vez en tres meses y me quedé como si me dieran un portazo en la cara. Debutaré en marzo. Tengo además apalabradas con el Wigmore Hall de Londres tres temporadas seguidas, 24, 25 y 26, un recital cada temporada.

–Últimamente se ha metido en el mundo teatral...

–Sí. Me estoy formando como actor. He hecho algunas producciones amateur, incluso nos han cogido un proyecto en el circuito de Diputación. Voy a actuar en Osuna y Espartinas. Para mí es un gran aprendizaje. Las mieles del éxito saben dulces, así que viene bien tener los pies en la tierra, pero es que además es muy divertido. Y no lo digo por falta de responsabilidad, yo si me subo a un escenario, aunque sea como amateur, me siento muy responsable, pero le veo ese sentido lúdico.

–Ya lo vimos en La voz humana el año pasado en el Turina...

–Eso fue maravilloso. Llevaba más de un año de formación, y por eso me escogió Rafa [Rodríguez Villalobos]. Este año lo vamos a hacer más: lo tenemos en Santiago de Compostela y posiblemente en el Villamarta de Jerez.

"Con lo que a mí me gusta Bartók, me di cuenta de que no había hecho nunca sus conciertos. Espero hacer los tres en las tres próximas temporadas"

–¿Ha sumado algún concierto nuevo a su inmenso repertorio?

–El de Bartók. Con lo que a mí me gusta Bartók, y lo que lo toco, me di cuenta de que no había hecho nunca sus conciertos. Hasta yo me sorprendí. Nunca es tarde si la dicha es buena. Espero hacer los tres en las tres próximas temporadas.

–¿Y hay proyectos discográficos en camino?

–Lo último que hice fue en 2020, las Noches en los Jardines de España con la BBC Concert Orchestra y Alfonso Casado [sello Nibius], un álbum que en mi opinión quedó precioso. Y está a punto de salir un CD que hice con Alberto Iglesias, una obra de más de una hora: son cuatro canciones para piano concertante, contratenor (que es Carlos Mena) y orquesta. Creo que Alberto Iglesias no necesita publicidad, así que esto lo digo desde la más absoluta honestidad: para mí es su obra maestra, es brutal. Además en noviembre voy a grabar un cedé en vivo desde el Auditorio de Zaragoza.

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