Congreso de Hermandades y Piedad Popular
Las Hermanas de la Cruz lamentan la "sangrante paradoja" de que cada vez haya más pobres en una España "cada vez más rica"
Patrimonio
El domingo 27 de noviembre de 2022, un pequeño grupo de voluntarios de la Asociación Ángeles de la Ciudad decidió recuperar del olvido al cementerio de los ingleses de Sevilla. Este camposanto con 170 años de historia situado en el barrio de San Jerónimo llevaba varios años abandonado. Las malas hierbas y la basura invadían el lugar, que también había sufrido importantes daños a causa de actos vandálicos: lápidas, figuras, bancos y cruces rotas, saqueos y profanación.
Un año y medio después, la situación ha cambiado gracias a este grupo de voluntarios que cada vez es más numeroso. "Aún queda mucho trabajo por hacer, pero empezamos a ver la luz. Es muy gratificante ver los resultados de nuestro esfuerzo", destaca Francisco Ortiz, guardián del lugar e impulsor del proyecto de recuperación de este cementerio protestante situado en la calle Marruecos esquina con Cataluña.
La gran mayoría de los voluntarios que acuden los domingos varias horas a colaborar son vecinos de San Jerónimo. Es el caso de Jaime Roige Oliva, trabajador de la fábrica Renault. "Un día pasé por la puerta del cementerio a las dos de la tarde y vi que estaba abierto. Nunca en 48 años que tengo había visto este lugar por dentro, y eso que vivo a pocos metros de aquí. Entré, me presenté y al domingo siguiente ya estaba aquí trabajando como voluntario", explica Jaime Roige. "La labor que hago aquí me satisface mucho, y eso que solo vengo tres o cuatro horas a la semana.
"El barrio se ha volcado con este proyecto y nos hemos hermanado con la Asociación de Vecinos San Jerónimo Siglo XXI para colaborar de manera conjunta. De hecho, el presidente de la asociación viene todos los domingos como voluntario", añade Francisco Ortiz.
La Asociación Ángeles de la Ciudad cuenta actualmente con una veintena de miembros, y la mitad de ellos participan de manera activa en este proyecto. El trabajo que se realiza en el cementerio está perfectamente coordinado, pues cada voluntario tiende a especializarse en alguna labor en concreto. Así, vecinos como Isabel Arroyo realiza una importante labor de documentación sobre el lugar y las personan que yacen aquí; Ignacio Barrero lidera los trabajos de restauración de los bancos y las lápidas; Carlos Rueda se encarga de la jardinería; y Jaime Roige, de los trabajos de pintura, por ejemplo.
El cementerio de los ingleses de Sevilla es propiedad de la Asociación San Jorge, cuyos miembros son descendientes de los difuntos que aquí se encuentran. De ellos depende oficialmente el mantenimiento de este lugar y desde hace un año y medio permiten a la Asociación Ángeles de la Ciudad cuidar este lugar y adecentarlo. Ambas partes llegaron a un acuerdo para que los propietarios colaboraran de manera económica con las labores mejora del lugar, pero, tal como reconoce Francisco Ortiz, de momento, sólo han abonado la mitad del dinero acordado y en la actualidad no hay comunicación entre ambas partes.
Durante este año se han llevado numerosas acciones que han permitido mejorar la imagen del cementerio, entre las que destacan trabajos de jardinería y la restauración del muro central que divide el camposanto en dos zonas, una primera donde están las tumbas del siglo XIX y otra en la que se encuentran las tumbas del siglo XX. Esta tapia se está restaurando con mortero de cal, es decir, con sus materiales originales, "a la vieja usanza", indica Jaime Roige. Del mismo modo, tampoco se está utilizando pintura acrílica.
Bajo el liderazgo del vecino de San Jerónimo Ignacio Barrero, también se han restaurado dos bancos con cabida para seis personas cada uno que estaban destrozados, y una cruz celta de una de las tumbas.
Además, se han comenzado los trabajos de restauración de la capilla o templete que se encuentra en el centro del cementerio. Ya se han pintado los pilares, capiteles y ménsulas. Éstas últimas han sido desmontadas y enviadas a un taller de La Puebla del Río donde voluntarios profesionales las han restaurado.
En cuanto a la cubierta del templete, se han limpiado las tejas y se ha aplicado biocidas. En la actualidad se está trabajando en la reposición de tejas rotas. "Este último paso está siendo muy complicado porque no logramos encontrar tejas idénticas o lo más parecidas posibles a las tejas planas alicantinas originales. Está resultando ser un trabajo detectivesco", explica Francisco Ortiz.
Quedarían la restauración del suelo, para lo cual la Asociación Ángeles de la Ciudad ha pedido presupuesto, y la reposición de una reja que en sus orígenes existía en el perímetro del templete y que se pretende replicar a través de fotos antiguas.
Asimismo se quieren reponer todas las cruces de cobre robadas, 30 en total, pero falta financiación.
Para poder realizar estos trabajos, la asociación recauda fondos y recibe donaciones de materiales tanto de particulares como de asociaciones. "No estamos solos pero tampoco tenemos la fuerza del cementerio inglés de Málaga, por ejemplo", señala Ortiz. "Lo hacemos todo de manera altruista".
El guardián del cementerio reconoce que han logrado controlar el vandalismo que sufría el lugar, pero que siguen teniendo un problema de seguridad. "Hay amenazas de asentamientos chabolistas. De momento, hay chabolas fuera, pero pegadas al muro, y saltan hacia dentro. En una ocasión, una de las chabolas salió ardiendo por un ajuste de cuentas, por eso aquel muro está negro", indica Ortiz al mismo tiempo que señala uno de los muros.
El pasado mes de octubre, coincidiendo con la Noche en Blanco, se abrió el cementerio al público y se representaron diferentes obras de teatro. "Hubo mucha demanda y mucha gente se quedó fuera. Fue un éxito y todo fue gratis", afirma Ortiz.
También es posible visitar el lugar los domingos por la mañana. Aún no hay un horario de visitas fijado, pero se puede entrar mientras los voluntarios trabajan allí.
Ángeles de la Ciudad está en contacto, además, con la asociación Hispania Nostra, que le propone incluir el cementerio inglés de Sevilla en su lista roja, una iniciativa que permite dar voz al patrimonio cultural en peligro.
Otra de las acciones que se ha llevado a cabo ha sido un inventario de tumbas. "Hemos contabilizado al menos 175 tumbas y la mitad de ellas, aproximadamente, pertenecen a marineros ingleses que murieron ahogados. Aún no hemos terminado, nos queda por analizar aún un 10% del terreno, por lo que el número exacto de tumbas podría oscilar entre las 175 y las 200". La primera fosa data de 1850 y la última, de 1995.
"Hemos descubierto que, a pesar de que este cementerio inglés se abrió en 1855, la primera tumba es de 1850. Esto se debe a que una familia protestante pidió a los duques de Montpensier, los dueños de este terreno en aquel entonces, trasladar los restos de su padre, Nathan Wetherell, a este lugar cinco años antes de que se convirtiera oficialmente en un cementerio protestante. Posteriormente, los restos de los demás miembros de la familia fueron enterrados en la misma fosa", explica Francisco Ortiz. "Todo esto lo sabemos gracias a la labor de documentación que hemos realizado, pues cuando comenzamos a trabajar aquí no lo sabíamos".
Gracias a la labor de documentación liderada por Isabel Arroyo, también se ha podido elaborar una lista con los nombres de los marineros ahogados y enterrados en este lugar, además de los nombres de los barcos en los que navegaban.
"Estamos desterrando los misterios y las leyendas que este lugar esconde para que pueda recuperar su dignidad. Esto es necesario entre tantas telarañas de historias pocos claras y certeras", señala Ortiz.
Es cierto que en este lugar no hay personajes famosos ni panteones, ni fue construido con una arquitectura especial, como sí ocurre con el cementerio inglés de Málaga. Pero los voluntarios de Ángeles de la Ciudad han podido recuperar las historias de algunas de las personas que aquí yacen, como la de John Cunningham, "gran benefactor de la ciudad de Sevilla y de la iglesia anglicana de San Basilio"; John Morris Mandy, cofundador del Sevilla F.C.; y Gilbert Farquarson, hijo del primer presidente del Sevilla FC.
También están enterrados el arqueólogo Bernard Whishaw, "que abrió el primer Museo Arqueológico de Sevilla" y un soldado de la II Guerra Mundial que murió con 24 años en julio de 1941. El monolito con sus datos y señas militares de la Commonwealth fue hallado roto. Ortiz recuperó los trozos, los limpió y los encajó como si de un puzzle se tratara. El pasado verano, los voluntarios del cementerio consiguieron que la Comisión de Tumbas de Guerra de la Commonwealth (Commonwealth War Graves Commission) recreara esta estela funeraria de más de 100 kilos y la enviara en barco desde Calais (Francia).
También te puede interesar
Congreso de Hermandades y Piedad Popular
Las Hermanas de la Cruz lamentan la "sangrante paradoja" de que cada vez haya más pobres en una España "cada vez más rica"
Contenido ofrecido por Dewar's