Música clásica

Kurtág octogenario

  • BMC publica un doble disco extraído del homenaje que en 2006 se rindió a György Kurtág por su 80 cumpleaños

No es la primera vez que György Kurtág (Lugoj, 1926) viene a esta página, y es que pocos compositores quedan hoy en el mundo con su indiscutible talento y su fascinante personalidad artística. Nacido, igual que György Ligeti (tres años mayor que él), en una región de población húngara que pasaría a ser rumana tras la Primera Guerra Mundial, Kurtág tardó mucho más que su compatriota en ser reconocido internacionalmente, acaso porque no se exilió, como hizo Ligeti, tras la invasión soviética de 1956.

No es hasta los años 80 del siglo pasado que Occidente descubre en toda su amplitud a un músico que cabe encuadrar en la estirpe de Anton Webern, dado como él al aforismo, la esencialidad, la concisión, la extrema economía de medios. En la música de Kurtág late un trasfondo indudablemente romántico, pero que no tiene nada que ver con el Romanticismo de los compositores del siglo XIX. Como afirma Rimma Dalos, poetisa rusa cuyos versos Kurtág utilizó en una de sus más conmovedoras obras, los Mensajes de la difunta señorita Trusova, se trata "de un romanticismo de lo lejano, lo inaccesible, el que arrebata pero nunca satisface".

Con motivo del 80 cumpleaños del compositor, Budapest acogió en febrero de 2006 cinco jornadas de conciertos dedicados a Kurtág, cuya huella es ahora difundida por el sello Budapest Music Center en este magnífico doble CD, que recoge obras de extensa duración del compositor escritas en la última década, lo cual permite compensar esa imagen de aforista neto que muchos tienen de él. ...concertante... Op.42 es una "fantasía" (así la llama el compositor) para violín, viola y orquesta, escrita entre 2002 y 2003 y revisada justo para esas jornadas de 2006. La tocan aquí sus dedicatarios (la violinista Hiromi Kikuchi y el viola Ken Hakil), acompañados por la Orquesta Filarmónica Nacional de Hungría dirigida por Zoltán Kocsis.

Más intensa y original me parece Zwiegesprach (1999-2006), compuesta para cuarteto de cuerdas (aquí el Keller) y sintetizador, que toca el hijo del compositor, también György, que figura como coautor de la obra, la simulación de un diálogo intergeneracional de notable fuerza expresiva. Una maravilla de lirismo y variedad de texturas resulta ser Hipartita Op.43 (2000-2004), obra para violín solo en ocho secciones, dedicada otra vez a Hiromi Kikuchi, quien la toca aquí con poderoso y desarmante aliento poético. El disco se completa con fragmentos de un clásico, Játékok, que el propio Kurtág y su esposa Márta tocan (a cuatro manos y por separado) en un piano vertical con supersordino (invento del compositor) de sensual y misterioso sonido.

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