Crítica 'Citizenfour'

Snowden contra Potus

Citizenfour. Documental-thriller, EEUU-Ale, 114 min, 2014. Dirección: Laura Poitras. Fotografía: Kirsten Johnson, Trevor Paglen, Laura Poitras, Katy Scoggin. Música: Trent Reznor y Atticus Ross. Con: Edward Snowden, Glenn Greenwald, Jacob Appelbaum, Julian Assange, William Binney.

Ganador del Oscar, Citizenfour se sitúa en la estela de otros documentales de investigación y carácter político que han hurgado recientemente en las nuevas cloacas del poder y el control ciudadano a través de los medios digitales. Como en The internet's own boy: the story of Aaron Katz, sobre el malogrado y brillante joven investigador que acabó suicidándose tras ser perseguido por el Gobierno después de haber destapado prácticas irregulares en el uso y venta de información pública, este trabajo de Laura Poitras, veterana ya en el arte de meter el dedo en el ojo de las instituciones norteamericanas (véase The Oath), nos encierra durante ocho jornadas en la habitación de un hotel de Hong Kong con Edward Snowden, analista de NSA (National Security Agency) que, como ustedes sabrán, reveló las prácticas habituales de vigilancia y espionaje indiscriminado sobre la ciudadanía llevadas a cabo por este organismo en connivencia con el gobierno norteamericano, otros gobiernos del mundo y las compañías de telecomunicaciones bajo el pretexto de la Seguridad Nacional implementada tras la aprobación del Patriot Act tras los atentados del 11-S.

Nada que, en realidad, uno no hubiera podido imaginar de alguna manera u otra en esta sociedad hiperconectada en la que la privacidad ya no es límite para vulnerar las libertades individuales y en la que el ciudadano es tratado básicamente como un mero consumidor desde el momento en que enciende su ordenador o su teléfono móvil.

Lo más interesante de este documental no es, al menos para este cronista, la revelación final de este entramado institucional-corporativo, cuya responsabilidad última, y a pesar de las promesas de cambio, apunta al actual Presidente de los EEUU (Potus), si no la manera en que Poitras es capaz de generar una potente atmósfera de tensión y paranoia con muy pocos elementos y protagonistas. Por un lado, el joven Snowden, un tipo brillante de poderoso y preciso relato oral que ha decidido exponerse y sacrificarse en un camino sin retorno. Por otro, los periodistas que, como Glenn Greenwald (The Guardian) o la propia directora del filme, lo acompañan en su cruzada para que se sepa alto y claro lo que se cuece desde las altas esferas del poder en relación al control social y a la vulneración de las libertades en la era digital.

Citizenfour funciona así como una verdadera película de suspense, como un thriller en tiempo real y con final incierto que consigue que unas llamadas telefónicas, unos chats encriptados o el sonido de una alarma en una simulación de evacuación funcionen como auténticos recursos para generar una tensión más que plausible. La banda sonora de Trent Reznor y Atticus Ross, un zumbido inquietante siempre de fondo, también contribuye a dar empaque ficcional a esta particular odisea del hombre, héroe para unos, traidor para sus perseguidores, cuyas implicaciones políticas a escala mundial, que incluyen el espionaje de mandatarios como Angela Merkel y el posterior silencio alemán por estrategias militares, revela el profundo desequilibrio de fuerzas entre cualquier ciudadano votante y sus representantes y líderes en un sistema aparentemente democrático.

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