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john axelrod. consejero delegado y director artístico de la ross

"Vamos a montar un 'West Side Story' flamenco con la Bienal"

  • El máximo responsable de la Sinfónica de Sevilla, con voz y voto en el consejo de administración desde el martes, impulsará el Centenario Bernstein tras revisar el acuerdo con el Maestranza

El maestro estadounidense John Axelrod (Houston, Texas, 1966) se muestra "feliz" en la primera entrevista que concede tras ser nombrado, el pasado martes, consejero delegado de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla (ROSS), la fórmula salomónica que han encontrado el Ayuntamiento de Sevilla y la Junta de Andalucía para confiarle la dinamización económica del proyecto orquestal a este músico optimista y carismático que reorientó su carrera profesional tras pasar por las aulas del compositor y director Leonard Bernstein -al que se refiere cariñosamente como Lenny-, cuyo centenario festejará a lo grande en Sevilla la próxima temporada. Axelrod, graduado por la Universidad de Harvard en 1988, se ha destacado en otras etapas de su vida como gestor y representante de corporaciones -musicales, vinícolas-, experiencia de la que sin duda va a echar mano para lograr que la ROSS sea esa orquesta española que despierte la atención internacional.

-¿Por qué quiso ser el responsable no sólo artístico sino económico de la Sinfónica de Sevilla y cómo se siente tras lograrlo?

-Estoy muy contento. Acepté este puesto porque quiero seguir haciendo música maravillosa con esta orquesta espléndida en la más maravillosa de las ciudades. Es así de simple. Estoy preparado para garantizar que el nivel de calidad internacional de la ROSS se mantenga en lo más alto. Mi propósito es hacer posible que la Sinfónica de Sevilla sea un ejemplo de solvencia, estabilidad, calidad artística, integridad y responsabilidad ética, cívica y pedagógica. Durante dos años he soportado las dificultades que los músicos padecen desde hace más una década. Ahora ha llegado finalmente la nueva era que prometimos en nuestro primer concierto juntos hace dos temporadas. Si yo no amara esta ciudad y a su orquesta, no perdería el tiempo intentando gestionarla. Pero creo en su potencial y estoy orgulloso de contribuir a su rica historia cultural. Si tenemos éxito, contribuiremos a un renacimiento musical que será recordado en los años venideros.

-¿Es cierto que fueron los propios músicos de la ROSS los que le propusieron dar un paso adelante y asumir la gestión?

-Me siento muy honrado por el continuo apoyo, moral y profesional, de los músicos. Me invitaron a ser su director artístico y en enero, cuando advirtieron que no se iba a contratar a ningún gerente, me animaron a asumir ese puesto.

-¿Qué le han enseñado los seis meses de incertidumbre desde que se postuló para el cargo?

-Desde mi llegada a Sevilla en 2015 he aprendido mucho sobre la ROSS, el Maestranza, los políticos, el público y el impacto que todo ello tiene en la música que hacemos. Como gerente, trabajaré codo a codo con las administraciones para procurar la estabilidad de los presupuestos, del personal de la ROSS y el buen gobierno. Como director artístico, trabajaré para promocionar a la Sinfónica, para desarrollar nuestra programación, contratar y cubrir las plazas vacantes, además de incrementar nuestras relaciones con la industria y elevar el perfil internacional del conjunto. Como director musical, continuaré abanderando los valores de calidad, virtuosismo, educación y diversificación del repertorio. Todas nuestras políticas, administrativas y artísticas, deben apoyar esos objetivos. Subrayo la educación porque está totalmente ligada a mi visión artística. En este tiempo también he aprendido dónde están los problemas. Y aunque pueda unirme al coro de las quejas, soy la persona más capacitada para entender y mejorar las condiciones y necesidades orquestales. Tengo un perfil internacional y experiencia en captación de patrocinios que ningún otro candidato, musical o administrativo, iguala en este momento. Por eso quizá el 96% de la plantilla de la propia orquesta, en ausencia de otro candidato, votó a favor de convertirme en gerente de la ROSS. Debo felicitar al consejo de administración de la Sinfónica, con su presidente Antonio Muñoz al frente, y especialmente al alcalde de Sevilla Juan Espadas, así como al nuevo consejero de Cultura, Miguel Ángel Vázquez, por tener el coraje y la valentía de apoyar mi nombramiento y mi liderazgo. No les decepcionaremos.

-¿Cómo se traduce ese compromiso en relación con su residencia en Sevilla? ¿Dónde pagará sus impuestos?

-Nunca dije que no residiría en Sevilla. Cualquier comentario sugiriendo otra cosa es una cortina de humo para distraer del problema principal de la ROSS: la insolvencia financiera debida al déficit causado por la reducción en las subvenciones públicas. Con independencia de donde uno viva los impuestos son necesarios. Como ciudadano estadounidense estoy obligado a pagar mis impuestos en mi país y donde resida, sea Sevilla o Suiza. He reiterado al consejo que consideraré el cambiar mi residencia y establecerme en Sevilla si hay un acuerdo de estabilidad financiera firme y por escrito. ¿Para qué iba a arriesgarme a cambiar de vida hasta tal punto sin garantías? Una ROSS solvente ofrecería muchas razones para vivir en Sevilla, sin descontar la motivación para estudiar español. Por cierto, mi inmersión lingüística intensiva está a punto de comenzar.

-¿Cuál será su primer paso como consejero delegado?

-Mi primera prioridad será firmar un nuevo contrato entre la ROSS y el Teatro de la Maestranza, pues desde hace casi 20 años ambas partes no han ratificado ninguno. El sistema actual es obsoleto y, como resultado, genera los problemas estratégicos y artísticos que padecemos. El principal, como han subrayado los abonados, patrocinadores, agentes musicales y críticos es el calendario de nuestros conciertos, tanto los de ópera como los de la temporada orquestal. Las fechas son el asunto más delicado en lo que concierne a las relaciones del Teatro con la Sinfónica. Nuestra venta de entradas y abonos se ha visto negativamente afectada, no ya por la calidad de la programación, sino por el calendario de nuestra temporada, que confecciona la dirección artística del Maestranza en vez de la de la ROSS. Eso es algo que mucha gente no sabe y resulta inaceptable. Con todo, me animan los recientes encuentros con el gerente, Antonio Garde, y el hecho de que el equipo de producción del teatro haya aceptado mi invitación para reunirnos este mes y discutir el calendario 2018-19. Hay que dejar los egos fuera por el bien de la colaboración institucional. La ROSS es la orquesta oficial en residencia del Maestranza.

-¿Cuenta ya con nuevos benefactores para la ROSS?

-Que no haya déficit es el requisito esencial para atraer patrocinios fiables. Nadie apoya a una compañía en riesgo de quiebra. El mejor medio de incrementar el número de patrocinadores y benefactores es garantizar el apoyo común de las administraciones a nuestra misión cultural y educativa. Me alegra afirmar que la ROSS está trabajando ya con equilibrio presupuestario. El presupuesto de 2016 ha sido ratificado y se prevé un valor añadido para 2017 basado en nuestro modelo de captación de ingresos.

-¿Qué porcentaje percibirá por cada patrocinio que obtenga?

-Si se hubiera contratado a un gerente para la ROSS, como se hizo para el teatro, esa persona habría sido responsable de desarrollar funciones administrativas y estrategias de patrocinio. Pero no ocurrió así, y el salario que se ofrecía al nuevo gerente era tan bajo que no era acorde con el perfil de alguien cualificado para dirigir una de las mejores orquestas de España. Así que mejor usar ese pequeño presupuesto para las necesidades de producción y promoción de la plantilla, no para el salario del gerente. Debido al incremento de nuestros conciertos en la próxima temporada yo dirigiré más programas y se me pagará en función de eso, lo que incrementará los resultados orquestales y mi presencia en Sevilla. Trabajaré más allá de mis obligaciones contractuales para lograr beneficios para la ROSS y sus patronos. Es normal y lógico que yo también, como cualquiera en ese caso, sea recompensado con un porcentaje de los resultados de ese esfuerzo.

-Hay quienes juzgan excesiva su presencia en el podio de la ROSS durante la próxima temporada.

-He leído opiniones poco sólidas y desafortunadas que dicen que los directores invitados son más importantes para el crecimiento de una orquesta. Al contrario, es el trabajo en profundidad que el director musical hace con su orquesta lo que garantiza su crecimiento, calidad y confianza. El director invitado puede aportar su nombre, el valor de su marca, y un estilo particular o un repertorio diferente. Pero no es lo fundamental. En la historia musical vemos cómo muchas de las principales orquestas del mundo se han beneficiado de una relación a largo plazo con su director titular. Es el caso de Zubin Mehta con la Filarmónica de Israel (53 años), James Levine con la Metropolitan Opera (41 años) o Yuri Temirkanov con la Filarmónica de San Petersburgo (25). Y hay muchos más ejemplos. Algunas veces la relación se alarga en exceso y se vuelve insana. Otras, no funciona desde el primer día. Pero son muchas más las veces en que la colaboración del director artístico con los músicos es la clave de la identidad del conjunto. Aún así, me enorgullece que en el próximo curso contaremos con más directores invitados que antes.

-¿En quién delegará su labor administrativa cuando esté fuera o dirigiendo otras orquestas?

-Como la mayoría ha advertido, el equipo de administración de la ROSS ha realizado perfectamente la gestión de las actividades diarias desde la dimisión de Remedios Navarro en junio de 2015. Bajo la excelente guía de Rafa Soto, María Jesús Ruiz, Rafa Gómez, Carlos Martínez y nuestro excelente equipo, en cooperación con el comité, han mantenido muy bien a la orquesta. La pata que faltaba era y sigue siendo el patrocinio privado. Así que ser el jefe del patrocinio se ha convertido en la etiqueta que describe mi nueva tarea, no la de gerente. Al igual que tengo confianza en mis músicos, la tengo en la calidad de nuestro equipo de administración para servir a las necesidades organizativas. Aprendo de ellos tanto como de los músicos.

-Debe ser emocionante que esta nueva etapa coincida con la celebración del primer centenario del nacimiento de Leonard Bernstein.

-Sí porque nunca me olvido de mi maestro, el hombre que me inspiró para ser director. La nueva temporada se llama La alegría de la música en homenaje precisamente al título que Bernstein usó para uno de sus libros de pedagogía musical más célebres. En 2018, la Sinfónica y del Maestranza serán uno de los epicentros mundiales del Centenario Bernstein. La ROSS le dedicará más de diez programas, además de música de cámara, convirtiendo así a Sevilla en una de las ciudades más importantes en la interpretación, promoción y estreno de su música. Puedo incluso confirmarle que presentaremos en la Bienal de 2018 un West Side Story flamenco. Y con Jamie Bernstein, la hija de Lenny, como narradora, desarrollaremos un programa educativo modelado a partir de los célebres Conciertos para jóvenes de su padre, que llevarán a cabo jóvenes intérpretes del Conservatorio Superior de Sevilla y la Fundación Barenboim-Said.

-Declaró hace meses que, si resultaba elegido como gerente, llegaríamos a conocer todo el potencial de la ROSS. ¿Lo mantiene?

-Mis planes se basan en la propuesta que presenté al consejo en enero. Conlleva mayor productividad y mayores ingresos, más visibilidad para atraer público y captar patrocinios internacionales y, lo más importante, un compromiso de las administraciones. Con una orquesta saneada en lo económico, unas relaciones fluidas con el Maestranza y un liderazgo fuerte, el nivel de la ROSS subirá un peldaño más. Desarrollar todas esas potencialidades es el propósito de mi nueva responsabilidad administrativa, que tiene tres frentes: poner en marcha proyectos dentro de la estructura del consejo de administración; aumentar la productividad mediante nuevos modelos de abonos y equilibrar el presupuesto a través del incremento de los ingresos privados. Si tenemos éxito captando fondos, a la vez que aumentamos la calidad artística y recibimos el apoyo institucional, la ROSS crecerá exponencialmente.

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