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Cultura

Unos cuentos sin fantasía

Estrenada el último verano en Peralada y pasada luego por San Sebastián y Santander, la producción de Lindsay Kemp fue acogida con expectación en Córdoba, lo que agranda la decepción de una propuesta que resultó aburrida y rutinaria, tanto en los elementos escenográficos (un marco arquitectónico con telones pintados de resonancias clásicas) como en el más bien torpe movimiento de actores, en especial, el de las masas y el del protagonista principal, que parecía no saber nunca dónde ponerse. Sólo en el tercer acto el colorido del vestuario de una Venecia de carnaval y orgía puso algo de brillo a la noche. Demasiado poco para una ópera llena de fantasía y sentido del humor.

Musicalmente, la dirección plana, arrastrada y siempre en forte de Miquel Ortega fue un lastre para los cantantes, entre los que brilló muy especialmente la Olimpia de la granadina María José Moreno, de agudos restallantes y gran dominio de la coloratura. Convincente también la actuación de la soprano Annamaria Dell'Oste como Antonia, a pesar de un comienzo algo titubeante y de un timbre no demasiado grato. El agudo final fue espléndido, posiblemente lo mejor de toda la noche. Giuseppina Piunti mostró una voz ancha y bien timbrada. Dio el toque de sensualidad necesario a Giulietta, pero le faltó algo de refinamiento y variedad en el fraseo. Por acabar con el elenco femenino, muy elegante resultó Sarah Castle como Nicklausse, deliciosa en la Barcarola, a pesar de una voz pequeña.

Decepcionante sin ambages Aquiles Machado, que conserva en el centro la calidez y belleza de su timbre, pero que tiene ya unos agudos arrasados, sin brillo ni prestancia. La voz se le rompió en un par de ocasiones bordeando los temidos gallos. Felipe Bou afrontó el reto de interpretar a los cuatro villanos de la obra y lo hizo con impecable presencia escénica, arrestos y medios más que suficientes. Entre los comprimarios, muy buen trabajo de Stefano Palatchi, Marco Moncloa, Pablo García López y sobre todo, François Testory, que puso en sus gestos y en su voz la gracia que le faltó al resto del elenco. En el límite de lo correcto el demasiado gritón coro cordobés.

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