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Cultura

"Si la cultura es algo prescindible entramos en una involución"

  • El malagueño ensaya 'Don Giovanni' para el festival de Peralada y en octubre viajará a Japón con la Ópera de Viena

Viena, Berlín, Japón, Carmen , La Traviata, Don Giovanni... Carlos Álvarez ha devuelto a la realidad sus deseos de agenda. No ha bastado con pronunciarlos en voz alta, el tesón y la paciencia han hecho del calendario mermado del barítono un nuevo proyecto de vida. El malagueño se ha reincorporado a la elite operística con los títulos que mejor le van a su recuperada voz. Estos días ultima con la Ópera de Berlín los ensayos de Don Giovanni para el festival de Peralada. Un estreno en España con el que celebrar también la "confianza" de los teatros en su regreso, "uno de los mayores piropos recibidos desde esta profesión", confiesa ufano.

-Durante la presentación del festival se anunció que los altos costes de la ópera Il Trovatore y la crisis dejarían la pieza en una versión para concierto. ¿Lo ve lógico?

-Una parte del repertorio, la más belcantista se puede ser interpretada en versión concertante. Incluso las grandes orquestas europeas han hecho de esta actividad fuente de éxitos. Mi segundo Grammy lo recibí, precisamente, por la estupenda versión de un Falstaff con la London Simphony Orchestra.

-¿No se perdería teatralidad?

-Una buena interpretación de los cantantes y de la orquesta en el foso es capaz de compensar la falta de escenografía sobre el escenario, incluso en situaciones accidentales . como por ejemplo, problemas técnicos que impidan los movimientos de los decorados, como ya me sucedió en el Covent Garden de Londres con Rigoletto.

-El pasado mayo el Villamarta se vio obligado a suspender Tosca, en la que usted participaba, por la retirada de la Junta de Andalucía de la subvención, ¿le sorprendió?

-Me sorprendió el hecho de que el propio teatro fuera capaz de mantener, con sus artistas contratados, la falsa expectativa de que, finalmente se llevaría a cabo. Esto conlleva un descalabro económico para los cantantes (y demás artistas y trabajadores intervinientes) que han bloqueado un periodo para ese compromiso, cuyas causas, al presentarse como "fuerza mayor", no permiten compensación alguna.

-¿Cómo se podría haber previsto?

-Quizás sería más lógico decidirse por una versión concertante, más cercana a la audición de una estupenda versión de CD, pero en directo y en una sala adecuada. Mal se presenta la situación si el resultado es el recorte en una arte escénica considerada por los gestores de lo público como prescindible.

-¿Es un concepto extensible al resto de manifestaciones culturales?

-Descontando la atípica situación de la lírica en nuestra ciudad, si empezamos a aceptar sin más la idea de que la cultura es, en momentos como los que vivimos, un hecho social prescindible, nuestro modelo de sociedad se verá abocado al mayor de los desamparos y a un periodo de involución más allá de lo meramente económico.

-Nos convertiríamos en animales...

-Sin emoción artística será mucho más difícil superar esta crítica situación y los pasos hacia atrás, tanto en cantidad como en calidad, llevarán mucho más tiempo para su cercana restauración.

-¿Aceptaría la ley de mecenazgo como una salida digna a las temporadas líricas y la orquestas?

-Sí. Una ley de mecenazgo aceptable y atractiva para los inversores privados; máxime con el convencimiento de que se deben sentir no sólo compensados por el posible beneficio fiscal sino orgullosos de su aportación al desarrollo de las artes y de la cultura en el país.

-¿No teme que el mecenas imponga su criterio?

-Conozco un ejemplo de primera mano. Peter Gelb, director general del Metropolitan Ópera de Nueva York, decidió anteponer su independencia artística en cuanto a programación frente a las presiones de los patrocinadores privados, que aportan más del 90% del presupuesto del teatro neoyorkino. Y ahí sigue.

-Ha afirmado que intenta cantar fragmentos de zarzuela en sus recitales al no poder interpretar el género completo sobre el escenario, ¿a qué se debe?

-A veces me ha llegado el comentario de que no se puede contar con cantantes de un cierto nivel para las temporadas de zarzuela en nuestro país porque somos demasiado caros, con lo que se demuestra que todavía se piensa en este repertorio como de menor importancia, cuando realmente se necesitan muy buenos artistas para poder ser igualmente verosímiles tanto en la parte actoral como en la cantada. Los espectáculos de zarzuela tomados con la seriedad necesaria tienen un magnífico recibimiento por el público aficionado a la lírica.

-¿Hasta qué punto su agenda se ha visto afectada tanto por su ausencia de los escenarios durante más de un año como por los recortes?

-Una vez que cancelé con suficiente antelación mis compromisos con los diferentes teatros para que pudieran encontrar soluciones de reemplazo y no tuvieran problemas ante el público, mi agenda quedó considerablemente mermada puesto que, con honestidad, debía afrontar mis responsabilidades en el grado en que mi recuperación vocal me lo permitiera.

-Asumió el riesgo...

-Incluso durante el tiempo de inactividad profesional cantada, algunos teatros como la Ópera de Viena, demostrando un altísimo grado de confianza en mi capacidad de respuesta, siguieron firmando contratos para el futuro más cercano.

-¿Cree que esa es la recompensa a un trabajo previo por su parte?

-Uno de los mayores piropos recibidos desde esta profesión ha sido la actitud de todos los teatros, sin excepción, de contar conmigo en cuanto yo dijera que estaba dispuesto y preparado para el trabajo, a la altura de la expectativa que se tiene sobre mí.

-La subida del IVA a partir de septiembre en las entradas a los espectáculos, ¿a quién cree que afectará más, a público o artista?

-Estoy seguro de que este impuesto será asumido, en partes no equivalentes, tanto por los artistas como por el público. Pero si hacemos un repaso al IVA soportado por este tipo de actividad en los países de nuestro entorno, seguro que de ese modo no seremos competitivos, a menos que, como sucede últimamente, se nos "invite" a arrimar el hombro absorbiendo este impuesto como parte de nuestros cachés.

-¿La industria cultural está obligada a reciclarse? ¿De qué forma?

-No todo lo que se incluye bajo el epígrafe de industria cultural tiene la misma posibilidad de adaptación a los tiempos diversos y a las nuevas tecnologías y circunstancias profesionales. Aquellas que, como las artes escénicas y la lírica en particular necesitan de unas circunstancias físicas muy específicas son menos susceptibles de cambio, a no ser que vayamos directamente al meollo de la cuestión: lo crematístico. Debemos defender la idea, no por menos compartida menos cierta, de que la industria cultural es creadora de capacidad económica y laboral.

-¿Ha tenido que bajar mucho su caché para amoldarse a la demanda?

-No, pero soy consciente de la situación actual en España; una petición, quizás sólo un deseo: no a la amnistía fiscal (basta de eufemismos) y un aumento progresivo de los impuestos a los que más perciben por sus actividades económicas y, sobre todo, financieras.

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