El francés Olivier Dubois (1972), antiguo bailarín de Jan Fabre y Sasha Waltz, es hoy una figura de referencia de la danza europea como coreógrafo, intérprete y pedagogo. Director del Ballet du Nord, regresa a Sevilla para presentar en el Teatro Central esta noche y mañana Auguri (2016), la sorpresa de la última Bienal de Lyon, con la que cierra un ciclo sobre la búsqueda de la felicidad en el que se insertan Tragédie, el montaje para 18 bailarines desnudos que mostró en Sevilla en 2014, o Révolution (2009), donde doce bailarinas se movían al son del Bolero de Ravel en torno a una barra de striptease.

"Para mí la danza es siempre un arte erótico y político. Esa idea también está presente tras las estampidas, carreras y vorágine de emociones de Auguri", detalla Dubois sobre esta propuesta donde no se ejecuta ningún paso de danza y que el Central estrena en exclusiva en España junto con el Mercat de les Flors de Barcelona gracias al apoyo del Institut Français. Sin esa colaboración, explicó el director artístico del Central, Manuel Llanes, no hubiera sido posible traer a Sevilla a estos 22 intérpretes que, durante 60 minutos, corren a toda velocidad por el escenario haciendo alarde de una entrega física brutal que obligó a Dubois a contar con un célebre entrenador de atletismo, Alain Lignier, quien diseñó un plan dietético y hasta un protocolo que el elenco debía cumplir a rajatabla antes, durante y después de cada representación para poder resistir. "El único límite era que los bailarines debían permanecer en el escenario durante una hora. Llegan gloriosos al minuto 60 pero en el 75, cuando ya ha bajado el telón, están completamente destrozados", reveló Dubois.

La obra toma su título del término italiano que se usa en las celebraciones y en ella, a través de unos bailarines que se dan incesantemente relevos, que aparecen, desaparecen y hasta chocan entre sí, su creador lanza una reflexión "sobre el destino de los hombres y el vuelo de los pájaros". Dubois vuelve a contar con sus fieles aliados, el compositor François Caffene y el iluminador Patrick Riou, para construir esta pieza "bella, inteligente y matemáticamente diseñada, que nos demuestra que correr puede ser algo maravilloso", añadió Manuel Llanes, a su lado.

El programador de los teatros de la Junta de Andalucía (incluidos el Cánovas y el Alhambra) fue protagonista por partida doble de la rueda de prensa porque, durante la misma, la directora adjunta del Instituto Francés de España, Marie-Christine Rivière, anunció que el Gobierno galo ha distinguido a Manuel Llanes con la Orden de Caballero de las Artes y las Letras, que recibirá el 29 de enero en Madrid, en una ceremonia en la sede de la Embajada de Francia.

Llanes, licenciado en Filología Románica por la Universidad de Granada, su ciudad natal, es desde 1992 el director artístico del Teatro Central. Desde este espacio escénico, según glosó Rivière, "ha traído a Andalucía durante los últimos 25 años lo mejor de la danza contemporánea francesa con una fidelidad única en el campo de los programadores". La agregada cultural del Institut Français defendió que "Llanes es un aliado cultural de primer orden para Francia y ha sabido potenciar una red internacional de programadores. Gracias a su dedicación y entusiasmo, otras autonomías españolas han aprovechado la visita a Andalucía de las principales compañías francesas de danza para sumarlas a su oferta".

Rivière destacó además el apoyo que desde el Teatro Central se ha ofrecido a los valores emergentes, "como en su día lo fue Dubois", el compromiso por recuperar títulos esenciales del repertorio contemporáneo "para acercarlos a las nuevas generaciones de espectadores" y, en suma, "la creación de un público fiel para la danza".