Crítica de Música

Un diálogo a media voz

La pieza más singular es la de Elena Mendoza, en la que se hace un uso casi estrictamente percusivo de los instrumentos. De hecho los cinco músicos seleccionados han fijado su atención en los aspectos rítmicos de lo jondo, especialmente en el compás de hemiola, para sus composiciones. Desde los lenguajes posteriores a la atonalidad resultan más difíciles las citas armónicas y melódicas. Pura contundencia centroeuropea la de Gander y más dialogante la obra de Sotelo.

Pues de eso se trataba, de un diálogo entre estas dos músicas contemporáneas. La propuesta resulta desequilibrada respecto a la parte flamenca quizá porque la armonización el Trío Arbós se basa en la guitarra en lugar de en el flamenco sinfónico de, por ejemplo, Manolo Sanlúcar o Antonio Robledo. La cosa quedaría equilibrada con un cante denso y visceral pero la voz de De la Jacoba se mostró francamente disminuida, tanto en el volumen como en la expresión.

La propuesta logra lo que pretendía, dar continuidad a la labor de los Surinach, María Escribano o el propio Sotelo, entre otros. De la Jacoba cantó al Mellizo por soleá y tientos, a Chacón por malagueñas, al Gloria por fandangos y bulerías, a Paquirri por soleá, a Pastora Pavón, La Paquera, Caracol... La música flamenca, pese a lo que afirma el programa de mano, en su mayor parte no es anónima. También sonaron falsetas de Parrilla y Montoya.

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