música

Una enmienda a la totalidad

  • Ventura Rico, coordinador general de la Orquesta Barroca de Sevilla, reflexiona sobre la situación del grupo, que ofrece hoy en el Espacio Turina el primer concierto de esta temporada

El músico Ventura Rico al contrabajo ayer con varios de sus compañeros durante el ensayo general en el Espacio Turina.

El músico Ventura Rico al contrabajo ayer con varios de sus compañeros durante el ensayo general en el Espacio Turina. / Víctor Rodríguez

Con el mismo repertorio instrumental que el conjunto presentara ya en enero pasado con motivo del Día de Santo Tomás de Aquino, la Orquesta Barroca de Sevilla (OBS) abre esta noche a las 20:30 en el Espacio Turina su temporada sevillana. Con la dirección de Hiro Kurosaki desde el puesto de concertino y bajo el título de Música europea en tiempos de Murillo, la orquesta tocará un programa con obras de Castello, Selma, Correa, Rosenmüller, Biber y Schmelzer.

Comienza así una temporada en la que la OBS ofrecerá sólo siete programas de abono, uno menos que el año anterior, aunque a ellos habrán de añadirse la inauguración del Curso Universitario y un segundo concierto, además del ya conocido, en el Femás. "Hemos encontrado cierta estabilidad en Sevilla, gracias a que vendemos casi 500 abonos. Con eso y los 85.000 euros que pone el Ayuntamiento podemos tener esta temporada. Hay que agradecerlo a la Asociación de Amigos de la OBS, cuyos casi mil socios lo hacen posible. Hemos iniciado también este año un programa de abonos por institutos: pretendemos formar un núcleo de jóvenes melómanos, con entradas casi gratuitas, que puedan reunirse en torno a nuestros conciertos. No sé si lo conseguiremos, pero lo estamos intentando", comenta Ventura Rico, fundador y coordinador general de la OBS. Esa estabilidad presupuestaria no supone conformismo: "No significa que yo crea que la orquesta deba quedarse ahí. Significa que he renunciado a la antigua actitud mendicante. No voy a pedir dinero a nadie. Si alguien considera que lo que hacemos tiene valor para la sociedad, estupendo. Llevo quejándome 20 años. Ya estoy cansado, no voy a mendigar nunca más. Sacaré al dinero público que reciba el mayor valor posible, que es lo que venimos haciendo, pero no quiero quejarme ni lamentarme más".

Los casi mil socios de la Asociación de Amigos de la OBS hacen posible la estabilidad del grupo

Este año la OBS visitará una sola vez el Maestranza, lo que no supone que la experiencia del año anterior (tres conciertos) haya sido negativa. "Al contrario: el convenio ha funcionado. En el Teatro han quedado satisfechos y nosotros también lo estamos. Lo que pasa es que el último concierto fue muy al final de la temporada y ellos no pudieron evaluar los resultados con tiempo para repetir la experiencia este mismo año, pero para el curso 2018-19 volveremos tres veces al teatro, una a caché y las otras dos repartiéndonos la taquilla al 50%. Para nosotros es fundamental porque el Maestranza es la gran sala de música de la ciudad y queremos estar ahí cuantas más veces mejor. De todos modos a partir de esa temporada pueden cambiar algunas cosas. He tenido ya una reunión con Rafael Ruibérriz, de la Asociación de Amigos, y con Fahmi Alqhai [director del Femás] y está pendiente otra con técnicos del ICAS con la idea de coordinarnos y ofrecer a los sevillanos una secuenciación más razonable de la música antigua a lo largo de todo el año. El Otoño Barroco va cobrando una dimensión importante, el Femás tiene un espacio muy concreto y hay que encajar los programas de todos. Es posible por eso que nosotros tengamos menos eventos, pero más grandes".

En la memoria de los aficionados están las grandes producciones que durante unos años la OBS ofreció en Santa Marina. "Me encantaría volver a montar una Misa en si menor, presentar una Pasión según San Mateo, oratorios, por qué no hacer algún día las Sinfonías de Beethoven, pero eso es inviable con el dinero que tenemos ahora", reconoce. Rico parece haber renunciado definitivamente también a la idea de ofrecer ópera desde el foso del Maestranza: "Desde la perspectiva del teatro, la Sinfónica sale gratis y con eso no podemos competir. Pero es que incluso si pretendo hacer un programa con coro, me trae más cuenta contratar a uno de Francia, que viene con todo pagado, que a uno español. Esto exige una reflexión seria. ¿Nos interesa tener una industria musical en España? Si nos interesa, vamos a analizarlo todo: educación, Hacienda, Seguridad Social, subvenciones, circuitos de conciertos… Después de veintitantos años haciendo gestión de la orquesta, desespero y no creo que nada de esto vaya a cambiar."

La crítica de Rico se dirige a todo el sistema: "Es grotesco que en una ciudad como Sevilla las personas empleadas en la burocracia de la cultura sean muchísimas más que las que producimos cultura. Y en eso los grupos también tenemos responsabilidad, por no haber sido capaces de asociarnos y convertirnos en interlocutores de la administración. Hemos estado tocando hace unos días en el Festival de Estella, y la cultura en Navarra se gestiona con un equipo de 15 personas. En la Agencia Andaluza de Instituciones Culturales hay más de 400 empleados públicos. Si una institución encargada de promover la cultura consume la mayoría de sus recursos en ella misma no le queda nada para cumplir con su obligación. Fíjese: el grupo amateur que menos dinero obtiene de la Comunidad de Navarra recibe una cantidad que es superior al total de subvenciones anuales que la Junta de Andalucía dedica a teatro, música y danza. Y eso con una población que es la décima parte de la de Andalucía. Esto hay que replanteárselo".

La situación andaluza es para Rico sólo el reflejo de la situación general del país que "es muy mala. Hay que considerar a las artes escénicas como todo un sector económico y tratarlo globalmente. Falta una Ley de la Música, que lleva pendiente desde la época de Aznar. La enseñanza en los conservatorios es terrible en sus tres niveles. El régimen de subvenciones del Inaem no tiene ni pies ni cabeza. Es ridículo que las empresas del sector tengamos una carga fiscal más alta que la que tienen en Alemania. En España, funcionan las iniciativas institucionales, teatros de ópera y orquestas sinfónicas, aunque con muchísimas dificultades. Lo que no es institucional está a unos niveles de indigencia absolutos. Tendríamos que exigir también que en las administraciones los cargos políticos estuvieran ocupados por personas con experiencia acreditada en la gestión cultural o al menos en la reflexión sobre estas cuestiones".

Después de más de 20 años al frente de la orquesta, Rico se plantea la sucesión: "Estoy cansado. No creo que la OBS tenga que terminar en mí. Pero si me voy ahora, la orquesta cierra, entre otras cosas, porque financieramente depende absolutamente de una serie de créditos avalados con mis bienes. Ahora ha surgido otra alternativa: me han propuesto llevar la orquesta a otra comunidad autónoma y subvencionarme todo lo que necesito. Si eso sale, me voy, lo cual no significa que tuviera que desaparecer necesariamente la temporada en Sevilla. Pero viendo que aquí hemos tocado techo y que no voy a mendigar más, si me subvencionan, me voy". Si llega ese día, el mundo cultural sevillano, sus administradores y sus consumidores, tendrá desde luego muchas reflexiones que hacerse.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios