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José Manuel Benítez Ariza. escritor

"El espectador actual ha vuelto la espalda al cine en blanco y negro"

  • Regresa a las librerías con 'Cosas que no creeríais. Una vindicación del cine clásico norteamericano', un ensayo publicado por la Universidad de Valencia

José Manuel Benítez Ariza (Cádiz, 1963) con un ejemplar de su nuevo libro.

José Manuel Benítez Ariza (Cádiz, 1963) con un ejemplar de su nuevo libro. / jesús marín

Cosas que no creeríais. Una vindicación del cine clásico norteamericano, publicado por la Universidad de Valencia, es el título del nuevo libro del escritor y crítico gaditano José Manuel Benítez Ariza, un ensayo con el que aparca momentáneamente su dedicación a la poesía y la narrativa.

-¿Cuál es el objetivo de su nuevo ensayo?

-El subtítulo intenta aclarar la intención del libro. Más allá de los prejuicios que pueda haber sobre la prepotencia comercial del cine norteamericano, prejuicios fundados por otra parte, evidentemente hay una tradición ininterrumpida de más de 100 años de producción a un nivel industrial de excelencia que ha influido en la idea que los espectadores de todo el mundo de tenemos de narrativa audiovisual. Hablar de cine, de una manera o de otra, para reafirmarlo o para negarlo, es hablar del modelo que nos depara el cine norteamericano. Soy un espectador formado en una época en la que el prejuicio antinorteamericano era muy fuerte. He querido poner en claro esas ideas, recopilar de mis cuadernos de notas, de mi blog, todas las observaciones que tenía de muchos años, ponerlo en limpio y redactarlo de nuevo como un ensayo coherente. La idea es transmitir al lector ese entusiasmo y también información objetiva y constatable de los méritos que yo aprecio en determinadas películas, cineastas y géneros.

-¿Qué quiere dar a entender con el título del libro, que es una cita de Blade Runner?

-Se habla de los grandes indiscutibles como John Ford, Frank Capra o Steven Spielberg, pero luego se juega un poco al contrapunto de buscar otros cineastas más marginales, más desconocidos, más disparatados incluso, y contraponer lo más conocido, lo ortodoxo, el núcleo duro de la producción norteamericana, pero también los aspectos más desconocidos, más heterodoxos en los que hay muchas cosas que sorprenderán al lector.

-¿Cuando habla de cine clásico lo contrapone al comercial?

-No, no, se puede decir que clasicismo y comercialidad han ido de la mano durante mucho tiempo y quizás esa perfecta unión se haya roto solamente en las últimas décadas al cambiar la composición sociológica del cine. Al haber un predominio de público adolescente, el cine más comercial sigue unos parámetros escapistas que tienen poco que ver con la ambición y la seriedad que tenía la obra de los grandes cineastas del clasicismo al que alude el subtítulo. El cine de un John Ford o de un Frank Capra, o de un Clint Eastwood más reciente, son películas que apelan al gran público y a la vez se atreven a plantear grandes temas y hacerlo con un sentido clásico de la narrativa.

-¿Estamos ante un libro exclusivamente para cinéfilos?

-El destinatario puede ser el cinéfilo estricto y también el cinéfilo en ciernes, la persona que siente curiosidad por el cine, que sabe que hay todo un mundo por descubrir y que es un mundo que afortunadamente está al alcance de la mano, porque nunca ha sido más fácil acceder al cine antiguo que ahora. Al cinéfilo formado le puede proporcionar una perspectiva con la que estar de acuerdo o discrepar, con la que establecer un diálogo de lo que tanto nos gusta a los que vamos al cine, la conversación que sigue después de la película. Pero al cinéfilo en ciernes le aporta también pistas y se le abren puertas para que recorra el camino que le propone el libro.

-¿Le debe mucho Hollywood a Europa?

-Hollywood reproduce en pequeña escala el modelo del melting pot americano. Ahí van sensibilidades de todo el mundo y más o menos cada uno aportando su personalidad, su tradición, se adaptan al sistema de producción industrial que impera en Hollywood y el resultado son esas películas que tienen toque italiano, centroeuropeo, pero a la vez son perfectos ejemplos del tipo de cine que se produce en Hollywood. También hay que hablar de lo contrario, que es uno de los aspectos originales del libro. Es decir, de los cineastas americanos que se fueron a hacer cine a Europa. Como Louise Brooks, una actriz de cine mudo a la que se le dedica todo un capítulo y que hoy en día goza de una popularidad extraordinaria. Es la actriz fallecida con más búsquedas en internet porque era una mujer transgresora, crítica con el establishment de Hollywood, y esta mujer se vino a Alemania a hacer un cine muy atrevido, muy transgresor, de la mano del cineasta austríaco Pabst. Hizo un cine fascinante. O los exiliados de la caza de brujas de los años 50.

-¿Y cómo es la cuota hispana?

-Hay un capítulo, La hora española, que habla de una primera toma de contacto de las productoras norteamericanas con la España de Franco, y hay unas primeras películas muy extrañas, muy fantasmales, muy raras, en las que el ambiente español aporta una nota de irrealidad, como Pandora y el holandés errante con Ava Gardner.

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