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La sexta bola bendice la campiña sevillana

  • El segundo premio, el 12.775, deja 100 millones de euros en Osuna, repartidos en su mayoría por la hermandad de San Arcadio. La Puebla de Cazalla recibe 73,5 millones del mismo número.

Un despertar que jamás olvidarán. La alegría se desbordó ayer desde primera hora entre los vecinos de Osuna y La Puebla de Cazalla. Cantes, palmas y champán fueron los ingredientes que bastaron para celebrar por todo lo alto el segundo premio del sorteo extraordinario de Navidad. 174 millones de euros que inundaron ambos municipios de la campiña sevillana gracias al número 12775. El premio fue el más madrugador de la mañana. Los niños del colegio de San Ildefonso lo cantaron a las 9:16, apenas un minuto después del arranque del sorteo, justo cuando salía la sexta bola del primer alambre y tabla.

El teléfono no paró de sonar en la administración número 2 de Osuna. "Hemos vendido 800 décimos a 125.000 euros cada uno", indicó su administrador, Francisco Rodríguez Pichardo. La oficina, conocida como Vilches, y la hermandad de San Arcadio fueron las encargadas de repartir las 80 series de un premio que cogió de improviso a la mayoría de los vecinos. "Estaba dentro en la ventanilla viendo la televisión cuando salió el premio y tuve problemas en el TDT", señaló el lotero, quien derrochaba felicidad por haber repartido tantos millones a personas de toda condición social.

La fortuna llegó al municipio con intercesión divina. La hermandad de San Arcadio Mártir repartió  la mayor parte de los décimos premiados. Un número que, como cada año, no faltó entre los devotos del patrón de la localidad y que, en esta ocasión, sólo se vendió en décimos y no en participaciones. La junta de gobierno y los costaleros fueron quienes distribuyeron el número agraciado entre sus familias, amigos y conocidos. "Ha caído entre gente trabajadora y humilde", señaló César Duque, hermano mayor de la cofradía, que no escondió su alegría por tener en casa hasta ocho décimos. Alegría que llegó también hasta el Ayuntamiento. La alcaldesa, Rosario Andújar, fue una de las agraciadas con este segundo premio.

La calle Esparteros fue un hervidero de emociones durante toda la mañana. Abrazos y lágrimas se mezclaron con villancicos flamencos que recordaron las fiestas que están por venir. Entre tanto gentío, el azar quiso que Nazaret Gordillo eligiera el pasado sábado el número correcto. Esperó hasta el último día para acercarse por la oficina de lotería y adquirir un décimo del 12775. Situación similar vivió Miguel Franco. Trabajador de la recogida de la aceituna de mesa, compró el último décimo del segundo premio. "Guárdalo como oro en paño", decían algunos de sus compañeros de la cuadrilla de los tomates, a la que pertenece. Su felicidad le llevó a enseñar durante buena parte de la jornada el boleto original. Como él, Diego Jiménez, ahora en paro, fue agraciado con el premio. La lluvia de millones cayó como agua de mayo también para Manuela Amaya. Sus tres hijos de seis, cinco y un año tendrán los mejores Reyes posibles. Amaya, que siempre había comprado la lotería de su colegio, se decantó este año por el número de uno de los bares cercanos a la oficina de lotería.

La Puebla de Cazalla fue la otra localidad agraciada con el segundo premio. El sorteo de Navidad dejó, en este caso, 73,5 millones de euros que la administración de lotería número 1, ubicada en la avenida Moreno Galván de la localidad, repartió 590 décimos del número 12775. El titular de la oficina, Eduardo Carrillo, mostró ayer su lado más empático. "No me ha tocado nada pero me alegro de haberlo dado tan repartido, porque al pueblo le hace mucha falta", indicó. Satisfacción que para la agraciada Rafaela Limones fue mayor. Para esta panadera, el premio le trajo emotivos recuerdos de su madre. Hace 25 años que falleció y, desde entonces, su familia siempre ha jugado el mismo número. Ayer le cogió de sorpresa mientras repartía el pan.

Veinte series de las 59 repartidas en La Puebla de Cazalla salieron del bar El Café, que lleva cuatro décadas participando en el sorteo con el mismo número. Fidelidad por una cifra que los clientes juegan todas las semanas. Situado a la entrada del municipio, el establecimiento se convirtió ayer en el punto de encuentro de los vecinos agraciados. Ante las puertas cerradas del bar, su dueño, Miguel Sevillano, no era capaz de expresar la emoción. Había comprado un décimo para él y su hija. "Es una gran satisfacción, no sólo por mí, sino por todos los amigos y vecinos más desfavorecidos que les ha tocado", apuntó.

Con una deuda abultada a sus espaldas, Dolores Notario se enteró de la grata noticia de camino a casa de su hija. En ese momento fue consciente de que contaba con un décimo del segundo premio, un hecho que no paró de calificar como "un milagro de Dios". "Estoy en paro y tengo cuatro nietos. Es una gran ayuda para pagar mis deudas", confesaba emocionada ante su vivienda anexa al bar donde adquirió el boleto.

Con la fiesta trasladada a los distintos bares contiguos a la oficina de lotería, la suerte llegó de nuevo pasadas las 12:45. Aunque vendido por terminal, la misma administración repartió 20.000 euros de un décimo de un cuarto premio (71119). La guinda a una jornada histórica donde la suerte quiso quedarse en la campiña sevillana.

Los Palacios, la afición a la caza de cuatro vecinos les llevó a ganar 500.000 euros

La afición a la caza de cuatro vecinos de Los Palacios y Villafranca les sirvió para ganar 500.000 euros al comprar cuatro décimos del segundo premio en un bar de cazadores en La Puebla de Cazalla. El hijo de uno de los premiados, Julián Liébanas, explicó a Efe que su padre compró los cuatro décimos en el conocido como Bar María, un punto de encuentro de cazadores en la localidad donde se vendió parte del segundo premio del número 12775. Su padre, Amador Liébanas, los repartió con tres amigos, José Vela, Manuel Tirado y Antonio Mínguez, tras comprarlos hace un mes, y ayer por la mañana pudo comprobar que habían sido agraciados. "Desde entonces, no sabemos dónde ha ido a celebrarlo", explicó Liébanas en el negocio de construcción de invernaderos e instalaciones de riegos que regenta en la localidad.

El 12.775 salió del bombo a los 35 segundos del inicio, en la sexta bola del sorteo

El número 12775, agraciado con el segundo premio del sorteo extraordinario de Lotería de Navidad, fue el más madrugador de los premios de las últimas décadas del sorteo, según confirmaron a Europa Press fuentes de Loterías. El número agraciado salió en la sexta bola del sorteo a las 09:16, en el primer alambre de la primera tabla, cuando habían transcurrido tan sólo 35 segundos desde que los niños de San Ildefonso empezasen a cantar números. El número agraciado fue cantado por Isaac Patricio Vaquero y el premio Nazaret Blanco Carrizal y extrajeron las bolas Deni da Roza Tavares y Daniel López de Haro García. Si el segundo fue madrugador, hubo que esperar bastante más para que saliera el tercer premio, otro de los importantes del sorteo.

Una vecina de La Puebla de Cazalla trasladada al Levante resultó agraciada

Una camarera de una conocida cafetería de Benidorm (Alicante) fue agraciada con 125.000 euros del segundo premio, el 12775, tras comprarlo en La Puebla de Cazalla. Se da la circunstancia de que la premiada, María del Mar Camarena, es de esta localidad de la campiña sevillana, donde se han vendido 590 décimos del segundo premio. Según relató a Efe, dejó hace ocho meses su pueblo para trabajar en la cafetería de Benidorm y hace unas semanas adquirió el boleto en una visita a su tierra. Camarena se enteró de la noticia en el mismo instante en que aparecía su número en el bombo del Teatro Real de Madrid, ya que se encontraba siguiendo el sorteo por la televisión y desde ese mismo momento, cómo es lógico, la emoción se apoderó de ella.

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