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Los más solventes piden que no se les trate como "administradores de fincas"

  • Dos Hermanas y La Rinconada creen que el cambio será menor sin el fin del intervencionismo

En los informes que periódicamente publica el Ministerio de Hacienda con los ayuntamientos que más superávit han destinado a inversiones sostenibles aparecen siempre dos: La Rinconada y Dos Hermanas. Han sido los más saneados, no ahora por las imposiciones, sino históricamente. De hecho, no han tenido que someterse a planes de ajuste y su deuda bancaria es cero. Consultados sobre la posibilidad de que pueda invertir más y más libremente lo que ahorran, no lanzan las campanas al vuelo. Al contrario, son críticos con lo que no acabará con la "injerencia" en la autonomía local, reconocida en la Constitución, que fija que los ayuntamientos son parte de la administración del Estado, con la Administración general del Estado y la autonómica. "El Gobierno central nos trata como administradores de fincas de una comunidad de vecinos. Para cumplir con Europa, el Estado y las comunidades se han repartido el margen y los ayuntamientos, que damos la cara ante los ciudadanos, somos el hermano pobre", resume Francisco Rodríguez, delegado de Hacienda de Dos Hermanas.

Coincide con el alcalde de La Rinconada, Javier Fernández de los Ríos, que añade que esa "intromisión del Estado" está perjudicando especialmente a los "ayuntamientos saneados" que han "hecho los deberes" . Partiendo de esta premisa crítica, insisten en que hay que ver la redacción del decreto anunciado por el ministro Cristóbal Montoro para valorar la nueva medida, más allá de los titulares de prensa.

En el caso de La Rinconada (38.500 vecinos) el alcalde insiste en que dado que gran parte de las inversiones las tienen cubiertas, por las que han podido hacer con fondos propios y de otras administraciones, lo importante es que se abra la mano para que esos "beneficios" tras la liquidación del presupuesto tengan como destino algún programa social: atender a colectivos desfavorecidos o programas de empleo. Las obras que ha podido ejecutar con su superávit y el Plan Supera de la Diputación han ido, como en la mayoría de los casos, a "temas de escena urbana", como asfaltado, zonas verdes y el remozado de algunas instalaciones. Pero "el gran hándicap" ha sido no poder utilizar esa "bonanza económica del Ayuntamiento" en planes de apoyo a los parados, "es ilógico". Para el primer edil es fundamental también que ese dinero no compute en el techo de gasto o será papel mojado.

El delegado de Hacienda de Dos Hermanas destaca otra paradoja por las reglas que Hacienda impuso para usar el superávit que "no tiene sentido" y que debería desaparecer ahora: no se permite que si se ha programado una inversión, como la reurbanización de un polígono, el superávit se use en una siguiente fase de esa obra o de forma complementaria a la misma si ya aparece etiquetada en el presupuesto de ese año, aunque se trate de una "competencia propia" y establecida en función de las "prioridades" que el Ayuntamiento recoge en el presupuesto en función de "las prioridades en el municipio", que conoce. "Que nos dejen ejercer nuestra autonomía y que en competencias que son propias nos traten por igual", insiste el edil del segundo municipio de Sevilla, con casi 140.000 vecinos.

Aunque coincide que estos dos ayuntamientos tienen gobiernos socialistas, esa reclamación es común a la mayoría de los alcaldes, de distinto signo político, con situaciones similares.

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