laliga santander | Málaga-Real Betis

Gana el mejor y este Betis sí lo es

  • Los hombres de Setién finiquitan la mala racha con un triunfo logrado con merecimiento

  • Soplo de aire fresco para un equipo que evidencia mejoría en su patología

  • Un gol no dado a Joaquín debió sentenciar

Camarasa marcó el segundo gol del encuentro.

Camarasa marcó el segundo gol del encuentro. / Javier Albiñana

Aire fresco para el Betis. El conjunto de Quique Setién mandó a hacer puñetas la racha de seis partidos de Liga sin ganar y se impuso con todas las de la ley en su visita a un Málaga muy inferior. Pero es que así es el fútbol, se le gana a los que son peores que tú y normalmente se pierde con los mejores. Es cierto que no siempre fue así, que Las Palmas también era en teoría inferior y algunos otros más, pero esta vez sí se vio sobre el césped de La Rosaleda a un conjunto comandado por Fabián y por Joaquín que supo hacerse fuerte para acabar con esa pésima trayectoria.Aire fresco para el Betis. El conjunto de Quique Setién mandó a hacer puñetas la racha de seis partidos de Liga sin ganar y se impuso con todas las de la ley en su visita a un Málaga muy inferior. Pero es que así es el fútbol, se le gana a los que son peores que tú y normalmente se pierde con los mejores. Es cierto que no siempre fue así, que Las Palmas también era en teoría inferior y algunos otros más, pero esta vez sí se vio sobre el césped de La Rosaleda a un conjunto comandado por Fabián y por Joaquín que supo hacerse fuerte para acabar con esa pésima trayectoria.

Por supuesto que nadie se olvida de Feddal y de la trascendencia del central sobre todo el entramado. El gigante marroquí hace mejores a todos los demás y ni siquiera se echó de menos para nada las ausencias de Javi García y de Guardado, dos piezas indispensables para que la máquina de Setién funcione. Pero esta vez no hicieron falta, el cántabro volvió a apelar a un sistema muy similar al que ya opusiera al Atlético con la diferencia, claro está, de que enfrente no estaban ni Simeone ni los leones a los que adiestra, sino unos gatitos que defendían la camiseta malaguista con más deseo que calidad... Siempre ganarle a los que son peores, es evidente que sí.

Porque este Betis, que ahora es octavo en la clasificación por el mérito que le otorgan los 21 puntos que lleva legítimamente acumulados, es muchísimo mejor que el Málaga y sólo era cuestión de demostrarlo. Con una pareja de medios centro por delante de la zaga con la misión de que se incrustaran entre los dos centrales para ayudar en la salida del balón desde atrás, algo que hicieron de manera perfecta, y sincronizada, tanto Fabián como Jordi Amat, todo rodó mejor. Tanto uno como otro venían en ese apoyo en los primeros compases para desahogar desde atrás y la pelota salió jugada por ahí, al crear una superioridad.

Fue evidente que el trato era mucho mejor cuando el esférico pasaba por la zurda de Fabián, ya fuera como líbero en el terceto de centrales en la salida o cuando se quedaba como la ayuda por delante para facilitar el primer pase de la salida, pero el central catalán sí cumplió esta vez con dignidad en su labor como medio centro que ayuda tanto en la construcción como en la destrucción. Y no es que el Málaga no lo intentase, Míchel planteó el juego como lo han hecho todos los que habían impedido que el Betis ganase durante seis jornadas ligueras seguidas, con dos delanteros buscando hostigar a los centrales y con el intento de presionar muy arriba. Claro que el matiz es ése, con el intento, porque una cosa fue el deseo y otra muy diferente fue la realidad.

El Betis, de cualquier forma, sí llegó a sufrir en el arranque. Fue la única fase en la que el Málaga llegó a apretarlo y también, cómo no, en todas las acciones a balón parado. Muy pronto una mala salida bética habilitó a Borja Bastón y después llegarían las opciones de cabeza en la estrategia de Baysse y de Recio, en las que afortunadamente para los visitantes no hubo acierto de los rematadores. Fueron apenas diez minutos, pero en ese tiempo pudo cambiar todo; no obstante, pronto se vio también que iba a haber opciones por la elaboración de las contras. Debió haber sido ya en el minuto 12, cuando Sergio León habilitó a Camarasa, pero el levantino no fue capaz de elegir la mejor opción para golpear desde ese mismo momento.

El camino, sin embargo, quedó trazado en esa acción y el Betis ya pudo sentir que a poco que estuviera acertado era la noche ideal para acabar con los sinsabores ligueros. Y después de un par de acercamientos malaguistas, otra vez a balón parado, llegó la acción que lo decantaría todo. Una jugada bien llevada por Joaquín, una superioridad por la banda derecha de los hombres que vestían de negro, Diego González se queda mirando el movimiento del balón y Sergio León lo aprovecha para buscar ese espacio. El delantero de Palma del Río se iba a reencontrar con el gol con un disparo cruzado en el que también agradeció el error de Roberto. Pero a quién le importa eso, el Betis estaba por delante en el marcador y ni siquiera se había alcanzado la media hora de juego.

La inyección de confianza para la tropa de Setién fue absoluta, a partir de ese momento ya sólo iba a existir un equipo sobre el césped de La Rosaleda. El dominio de todas las situaciones del fútbol fue bético con independencia de que el Málaga achuchara en pos de lograr la igualada, faltaría más que no lo hiciera. Pero fue de una manera atropellada, sin ningún patrón establecido, algo que aprovecharon tanto Feddal como el resto de los encargados de proteger a Adán para no sufrir en exceso. Evidentemente con la excepción de un Durmisi mucho más incisivo a la hora de atacar, como en el disparo que protagonizó a los 29 minutos, pero demasiado errático cuando el balón está en su propio campo. El danés, con sus errores atrás, pudo provocar algún estropicio inesperado, pero esta vez no fue así.

Y el dominio bético debió dejar incluso liquidada la contienda antes del intermedio, aunque apareció un error grosero de ese buen árbitro que responde por Alberola Rojas. Una falta lateral botada por Joaquín de forma directa fue sacada desde dentro de la portería por Roberto, pero el auxiliar no vio nada y el gol no subió al marcador para lógico enfado de los béticos. Se había esfumado la posibilidad de liquidar por la vía rápida.

Tampoco importó mucho, la verdad. No iba a tardar en llegar la sentencia definitiva con el tanto de Camarasa. Y el Betis ya supo manejar el encuentro de cabo a rabo, como debe hacerlo un equipo que es superior, transmitiéndole al rival que no tiene nada que hacer. Los hombres de Setién toman aire, son octavos en la tabla y el panorama se despeja de forma alentadora. Por méritos propios, por supuesto que sí.

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