Desde el Diario de un cura rural de Bernanos a San Manuel Bueno, Martir de Unamuno, el párroco es una figura que ha dado mucho juego en la literatura. Quizás por ser un puente entre lo divino y lo muy humano, representante, como dice José Salguero, "del obispo que lo envía" y por otra parte "un ciudadano más", un "animador de la comunidad cristiana". Este natural de Dos Hermanas se las ha arreglado para compaginar esa dualidad en los 40 años que lleva como párroco en Gerena, a la que llegó cuando tenía 28, tras un cuatrienio en El Madroño. Todo ha cambiado desde entonces: Gerena ya no es la cantera de granito "que pavimentó las capitales andaluzas", pero el desarrollo urbanístico de los últimos tiempos promete multiplicar su población. También la vida cristiana ha cambiado, algo que el párroco acepta con naturalidad afirmando que "hay que apostar por la modernidad, por un cristano más claro y sencillo, un nuevo hombre". Una visión quizás no muy acorde con la imagen conservadora de la Iglesia, aunque José contesta "hay una iglesia viva, de base, que demanda ese cambio", y defiende su libertad "como creyente" para decir lo que no le gusta, comoha hecho con algunas actuaciones de los obispos. Lo que no es óbice para que el Cardenal Amigo asistiera a su nombramiento como hijo predilecto de Gerena, el año pasado. "Es muy buena gente", dice José.