Suprimir recuerdos traumáticos con una intervención cerebral está cada ves más cerca. Varios científicos de la Universidad Pablo de Olavide han logrado interrumpir temporalmente la recuperación de la memoria a corto plazo en la corteza cerebral y a largo plazo en el hipocampo, todo por medio de pequeños estímulos eléctricos.

El profesor José María Delgado, que lidera el grupo de investigadores de esta universidad sevillana, presentó ayer los resultados de este trabajo, realizado con ratones vivos, en el marco del congreso europeo de neurociencia (FENS) que se celebra durante estos días en Barcelona.

El equipo que dirige Delgado consiguió suprimir el recuerdo que depende del hipocampo, situado en la base del cerebro y que se encuentra rodeado por la corteza temporal, zona en la que se hallan gran parte de los circuitos relacionados con el procesamiento de las emociones.

El hipocampo es necesario para recordar la relación entre dos estímulos (o eventos) o entre un estímulo y sus consecuencias, y también para recuperar memorias del pasado remoto, o memorias a largo plazo.

A través de técnicas de farmacogenética (que permiten bloquear de un modo reversible la actividad de un mensajero químico en el cerebro) y de técnicas de electrofisiología (que registran la actividad eléctrica de las neuronas o las estimulan eléctricamente), los investigadores impidieron que los animales recordaran la asociación entre dos estímulos que habían aprendido previamente (los ratones olvidaron qué palanca debían presionar para obtener comida, algo que habían aprendido previamente).

Esta investigación, según señalan sus autores, abre nuevas posibilidades para el tratamiento de diversos trastornos mentales que tengan su origen en memorias episódicas traumáticas. Los hallazgos alcanzados, además, aportan nuevas pistas para el desarrollo de intervenciones terapéuticas y de herramientas clínicas que permitan suprimir emociones no deseadas "de forma selectiva".