Metrópolis. Marqués de Pickman.

Ecos de Cartuja junto a los sueños del 29

  • Hay muchos centros en Sevilla que la rodean y completan. Esta calle-avenida va de la Ronda del Tamarguillo, arroyo que se sublevó en noviembre de 1961, a la Gran Plaza que cambió los cines por la estación de Metro.

La pensión Gran Plaza abrió el 25 de abril de 1961. El negocio lo puso en marcha José Ráez Dios, un cordobés de Baena que vino a probar fortuna a Sevilla. Lo que se encontró siete meses después fue la riada del Tamarguillo de noviembre. José ya murió; viven su viuda, Blanda Sandino, y su hijo Luis, que lleva la ferretería Gran Plaza, porque la pensión la regenta Moisés Román, un joven al que la riada le suena ya a las guerras púnicas.

Marqués de Pickman es una de las siete calles que parten de la Gran Plaza. Es calle de tránsito, "un Corte Inglés al aire libre", dice Manuel Machuca, que regenta la farmacia que abrió su madre, Marina González, en 1964. De tránsito y de transición porque la calle y la propia Gran Plaza son como un torno entre dos Sevillas, "es la calle Tetuán para muchos vecinos de las Tres Mil Viviendas". Es una calle-barrio relativamente reciente, mucho más joven que Amate y Ciudad Jardín, dos barrios creados para la Exposición de 1929 con los respectivos y rimbombantes nombres de Estados Unidos de Amate y Ciudad Jardín de la Esperanza. En un extremo de la calle, junto a la Ronda del Tamarguillo, se divisan las torres de la barriada Madre de Dios. En el otro, a la altura de la estación de Metro Gran Plaza, la visión de la Giralda parece un cuadro de Jiménez Aranda o de Hohenleiter.

En el barrio sigue la primera tienda de MaryPaz, multinacional sevillana del calzadoLa comunidad china llegó a tener hasta autoescuela y una inmobiliaria propia"Es un Corte Inglés al aire libre, la calle Tetuán de las Tres Mil" (Manuel Machuca)

En los impares de Marqués de Pickman hay dos ópticas, dos farmacias y dos quioscos de prensa. El peso de la mujer es fundamental en los negocios punteros de la calle. La otra farmacia la abrió María Dolores Urbán. Ahora la regenta su hija Sara Villamor y en los pares su hijo lleva una clínica veterinaria que antaño fue bufete de un abogado especializado en asuntos de la numerosa comunidad china. "Bajó un poco", dice Machuca, "pero llegaron a tener autoescuela y hasta una inmobiliaria, Dulce Hogar Fu, que hoy es la floristería Cristo de la Sed".

El caso más internacional del peso femenino en la vida comercial de esta calle es la zapatería MaryPaz. Con tiendas en medio mundo, incluidos Nuev a York, Tokio o los Emiratos Árabes, la primera abrió en 1972 en Marqués de Pickman. La visionaria del calzado fue Encarnación, una octogenaria que sigue viviendo en el barrio, madre de MaryPaz, que le dio derechos de autor, y de Ángel Santos, que es el encargado de la tienda-matriz.

Marqués de Pickman tiene una novela y varios novelistas. La novela la tituló Miguel Martorell Linares Duelo a muerte en Sevilla. En el duelo murió el 10 de octubre de 1904 en la cercana Hacienda del Rosario Rafael de León y Primo de Rivera, marqués (consorte) de Pickman. El marquesado que ahora rotula la calle lo recibió el 24 de septiembre de 1872 Carlos Pickman Jones, un tocayo de Dickens que nació en Londres, se crió en Liverpool, llegó a Cádiz en 1822 y abrió en la Cartuja la fábrica de cerámica. Un británico que se casó en el Salvador y fue presidente del Círculo de Labradores.

Es una zona llena de marqueses: el de Nervión, que dio nombre al barrio más próximo al centro, o el marquesado de Armero, que regaló al Ayuntamiento espacio para construir la cárcel de Ranilla y el Matadero a cambio de poder planificar a su antojo en una zona que se quedó sin el sueño urbano de Aníbal González.

Los novelistas del barrio son Manuel Machuca, que cambió el nombre de Villa Rocío por el de Villa Marisma a la casa en la que se inicia la acción de su novela Un viernes de julio, y Gregorio Verdugo, que en la novela La danza de los espejos enfrentados narra algunos episodios ocurridos en esta zona. El más sonado fue el intento fallido de los Grapo de atentar contra el comisario Beltrán, que regentaba una popular espartería en la que la gente compraba persinas y esterillas.

La figura de la Primera del Puente es muy socorrida en Sevilla. El único bar con ese nombre que convive con el puente es el de la calle Betis. Desaparecieron los puentes, que no los bares, de Luis Montoto y Marqués de Pickman. La Primera del Puente de esta calle la abrió en 1954 Antonio Rosas, malagueño de Ronda. En 1970 incorporó las quinielas, en 1985 cogió las riendas del negocio su hijo Juan Antonio. El 22 de diciembre de 2014 el segundo premio de la Lotería hizo felices a algunos vecinos con el 92845.

La farmacia de Manuel Machuca es un termómetro sociológico. "Tradicionalmente, los clientes que vienen de la zona derecha tienen más poder adquisitivo y los de la izquierda menos. Aquí hemos vivido los estragos de la droga, las jeringas, la insulina". Gregorio Verdugo lamenta que se sustituyera un muro natural como el Tamarguillo por otro artificial, "un armatoste que hicieron para el 92". A diferencia de Ciudad Jardín, barrio pensado para acoger a unos visitantes del 29 en viviendas que después se pondrían a la venta, Amate se conformó con casitas de autoconstrucción. "Casi todas se las llevó la riada del 61. Franco vino a Sevilla a entregar las llaves de tres casitas bajas y hubo que habilitar el Matadero como refugio. Por eso retrasó su inauguración".

La vida es la mejor noticia. Bien que lo saben Jero, bético, y Chelo, sevillista. Jerónimo Muñoz García y Consuelo García Navarrete regentan un quiosco de prensa que abrió el padre de Chelo y suegro de Jero en 1966. "Nos lo desplazaron por el carril-bici. Tres tiendas de la calle se organizaron para que nos lo quitaran, decían que el puesto les tapaba la vista de sus escaparates a los que venían en los autobuses". Un medio que conoce bien Verdugo, que durante 32 años trabajó en Tussam. Por la calle Marqués de Pickman pasa el 5 camino de Santa Aurelia, el barrio donde viven los quiosqueros. Mayo Gayarre, que es como la continuación de la calle, todavía es conocida por los más antiguos como la Avenida del 9 por la antigua línea de autobuses urbanos.

En 1962 abrió sus puertas Henry, nombre artístico de Enrique Romero, fotógrafo de bautizos, bodas y comuniones. "En 1992 también pusimos un videoclub, pero no funcionó, dice Salvador, empleado de la tienda, vecino de las torres de Madre de Dios donde vivía cuando llegó a Sevilla el escritor neoyorquino John Julius Reel antes de que su suegra de Villanueva del Río y Minas le buscara un nuevo aposento.

El trasiego de gente es permanente. Los puestos callejeros de flores son una institución. La calle es una exposición universal: los senegaleses llevan décadas vendiendo bolsos, gafas y curtidos. Dicen que el 5 de enero, horas antes de la Cabalgata del Ateneo, la calle, "desde la Primera del Puente hasta la Gran Plaza", se llena de puestos con regalos y juguetes "para los que se olvidaron de alguna cosa". Hay cola en el horno-pastelería de la calle. "Mira qué cuñas". Machuca señala unos triángulos de chocolate que son maquetas de auditorios. "El minimalismo aquí no se lleva". Hay de todo, menos turistas, y eso que hay unas vistas espléndidas de la Giralda y hasta una Catedral, el nombre de un bar de la Gran Plaza especializado en carnes a la piedra, paletilla lechal o arroz a la perdiz. Muy cerca de donde estaba La Ponderosa -hoy un Supercor- la mítica cafetería en la que Juan Holgado Mejías sacó de su anonimato a un tal Felipe González Márquez.

En los pares, con la acera más estrecha, quedan signos de la presencia oriental. Shennong, negocio de Medicina China y Acupuntura; la peluquería de uñas Luna, especializada en depilación y en alisado japones; y el bar orientalQi Lin Ke. Junto al Extremo Oriente, un occidental de Tocina. Juan José de la Rosa era arquitecto técnico, pero con la crisis se tuvo que reinventar y montó una peluquería low cost para caballeros. "Vi que ésta era una zona con mucha vida". Es el mismo planteamiento que se hizo Carolina Almeida, que se vino con su familia desde Valencia (Venezuela) y abrió en diciembre de 2015 una tienda de ropa. "Vivíamos en Alejandro Collantes y me daba muchos paseos. Abrí la tienda, tengo de todo pero pongo énfasis en las tallas grandes". Le cambiará el rótulo anterior 9Noventay9 por El Armario de Carola. Admite ante Machuca que ciertas prendas curan más complejos que muchos fármacos.

Si Manzanilla es el pueblo de los taberneros, Villalba del Alcor mandó a Sevilla a la nobleza de los caldos y del destajo. De ese pueblo de Huelva, muy joven, se vino Diego. "Mi tío abrió cinco bares y a mí me dejó el de Marqués de Pickman". Otro consulado de esa cadena que forman Robles, El Espigón, Modesto o El Cairo. En la Gran Plaza, allí fue Troya, lo que era El Toboso es un Burger King. En una zona donde AlMutamid es vecino en el callejero de Alfonso XI. El Justiciero.

En puertas de las bodas de plata de la Expo 92, Marqués de Pickman creció en un paréntesis entre sueños del 29. Junto a una pensión que ha resistido a los cinco estrellas en una zona donde Rafael del Estad abrió dos cines, La Gloria (de verano) y el Nervión Cinema (de invierno) y en la que cada Miércoles Santo el Cristo de la Sed reina en la avenida de la Cruz del Campo. Paradojas.

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