tribuna de opinión

Infraestructuras innecesariasversus negocios necesarios

  • El autor denuncia los 300 millones enterrados del AVE entre Marchena y Antequera y las millonarias compensaciones que deben recibir las constructoras por obras no ejecutadas

La plataforma terriza que hizo la Junta para el AVE Sevilla -Antequera está abandonada y sin acabar.

La plataforma terriza que hizo la Junta para el AVE Sevilla -Antequera está abandonada y sin acabar. / v. hidalgo

La ostentación en la estación del AVE de Sevilla con la presencia del presidente del Gobierno de la nación, presidenta de la Junta de Andalucía, ministro de Fomento, alcalde de la ciudad, conmemorando el 25 aniversario de la Expo 92 y de la primera línea del AVE Madrid-Sevilla pone de manifiesto cómo desde los gobiernos central y autonómico se presume sin complejos de la importancia para el desarrollo del país de las infraestructuras del AVE. Infraestructuras cuya rentabilidad económica están rodeadas del máximo misterio y secretismo del Estado, evitando que la ciudadanía pueda cuestionar las supuestas bondades de estas líneas ferroviarias, de las que ya manifestó aquel secretario de Estado norteamericano, cuando visitó España y le fueron mostradas las líneas AVE en construcción, aquello de que España debe ser muy rica, porque EEUU no podría permitirse estos lujos.

El orgullo y la confianza gubernamental de las líneas del AVE alcanza tal nivel de satisfacción que incluso no se cuestiona siquiera aquellas que se empezaron hace unos pocos años, que se han gastado cientos y cientos de millones de euros y que nunca se pondrán en uso, recordando aquellas infraestructuras ferroviarias que se iniciaron en el siglo XIX y principios del XX y cuyas plataformas sin vías son hoy un infausto recuerdo del mal hacer de nuestros gobernantes.

El secretario de Estado norteamericano dijo al ver el AVE que España debía ser muy rica

La fiebre de las infraestructuras públicas se instaló en nuestro país en los primeros años de siglo y aquellos que se beneficiaban de su construcción sedujeron a nuestros gobernantes, no se sabe a ciencia cierta a cambio de qué, para que fijaran en los presupuestos grandes cantidades económicas para su ejecución, sin garantizar que fueran necesarias, ni siquiera convenientes, pero eso sí, asegurando la rentabilidad para sus ejecutores.

Una prueba palpable de este quehacer de nuestra administración autonómica andaluza se encuentra entre Marchena y Antequera. Entre estas dos localidades podemos observar una línea de AVE completamente finalizada a salvo de colocar las vías y su electrificación. Se trata de un tramo del denominado eje ferroviario transversal, cuya competencia era estatal pero donde la Junta de Andalucía impuso su orgullo para, sin competencia, por cuanto su total ejecución excede del territorio andaluz, construirla con el dinero de todos los andaluces. De esta manera Andalucía tendría su propia línea de AVE, algo de lo que no disponían las demás comunidades autónomas, ni siquiera catalanes ni madrileños, colocándose en el pódium de la modernidad. Y todo ello se proyectó para ahorrar veinte minutos a aquellos viajeros que quisieran ir en AVE a Granada o a Málaga desde Sevilla y no tener que pasar por Córdoba. Estos veinte minutos de ahorro al viajero iban a costar al erario público andaluz más de mil millones de euros. Y se pidió ayuda a la Unión Europea, que otorgó cerca de 300 millones para esta infraestructura, que se han gastado en la primera fase de las obras y que ha habido que devolver a Europa porque la línea AVE referida no se va a terminar. Ni se va a usar, al haberse abandonado ese itinerario por su elevadísimo coste y por la innecesariedad de la infraestructura, al descubrirse diez años después, por nuestros sesudos políticos, que con treinta millones se puede construir un baipás en Almodóvar del Río y ahorrar así el tiempo de los veinte minutos de los viajeros del AVE de Sevilla a Granada o Málaga y viceversa.

A los trescientos millones de euros enterrados entre Marchena y Antequera habrá que sumar decenas de millones de euros en concepto de indemnización que la ley de contratos del Estado otorga a las empresas constructoras adjudicatarias de los contratos entre Marchena y Sevilla, cuyas obras no se ejecutarán jamás. Sin embargo, podemos afirmar con contundencia que por lo visto Andalucía sí que puede permitirse estos lujos y también podremos presumir con orgullo y satisfacción de que las grandes empresas constructoras de nuestro país seguirán siendo grandes.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios