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Libros antiguos para puente nuevo

  • Tradición. Presos en sus casetas, estos libros cautivos liberan a quienes se los llevan. Un compendio de historias reales o inventadas donde Marilyn vuelve a leer el 'Ulises' de Joyce.

Las novedades son una hermosa paradoja en la Feria del Libro Antiguo y de Ocasión.

Las novedades son una hermosa paradoja en la Feria del Libro Antiguo y de Ocasión. / fotos: josé ángel garcía

Le miran los libros desde las librerías ambulantes de la Plaza Nueva. Te miran para que los liberes, pero en realidad son ellos los que te van a liberar si te los llevas. Rebajarán tu condena: la de la abulia, la de la desidia, la de la indiferencia. Feria del Libro Antiguo y de Ocasión. Nada más moderno que un libro antiguo. El visitante juega a que le atrape el primer título, el más visible o el más recóndito. En Renacimiento le pasa con La ciudad automática de Julio Camba. En Sur parece eclipsar a los demás títulos la buena posición y la infalible portada de Los juegos de la edad tardía, de Luis Landero, apoteosis de la morcilla patatera, extremeño de Alburquerque.

Los siete volúmenes de Faulkner en el puesto de Antonio Bosch te remiten a la broma libresca que gastaba José Luis Cuerda en Amanece que no es poco. Los Terceros hace honor a la plaza en la que está ubicada esta librería de viejo y de culto. Para vejez culta, el libro de Juan Luis Arsuaga, patrono de Atapuerca. Se titula El reloj de mr. Darwin. Es el librero que agotó el saldo de El doncel Don Enrique el Doliente cuando doña Letizia Ortiz, entonces pretendiente, le regaló a Felipe de Borbón este librito de Larra como aval nupcial para el compromiso. Ya han llovido doce años y trece ferias.

Le podía haber regalado un cuadro. Para dudas, Pintura sevillana del siglo XIX, de Enrique Valdivieso, que destaca en Antonio Castro. En Alejandría puede uno viajar a Sanabria con Ismael Yebra Sotillo, que antes de que abrieran los puestos atendía en su consulta de dermatología de Marqués de Paradas. Un viaje junto a una biografía de Franco que firman Stanley G. Payne y Jesús Palacios. En la librería Don Cecilio manda un libro de Mario Puzo, el autor de El Padrino. "Yo compré en Japón el primero de la serie de Akira Toriyama", dice una clienta, que le recomienda a una amiga los libros de Mafalda y dice que a los niños les gustan mucho ahora los de Geronimo Stilton. Alguien pregunta por las hermandas Gilda. Al Este del Oeste es una película de Mariano Ozores, y también el Oeste que se inventó desde la Alemania del este Karl May, del que hay un buen surtido de libros ilustrados.

En Boteros hay un mosaico de Cervantes dibujados por Miguel Caiceo. El escritor fue soldado y le gustaría Sevilla y la Artillería, de Enrique de la Vega Viguera. Richard Ford en Sevilla, el viajero romántico que animaba a los lectores a leer en casa y a los viajeros a perderse por las trochas. Pensamientos y Aventuras de Winston Churchill, Nobel de Literatura, en el puesto de García Prieto. Como Bod Dylan. Itziar Arranz, de Madrid, ha salido a tomar el sol, mientras una señora pregunta el precio de una novela de Carlos Fuentes.Tratado Teórico-Práctica de la esgrima. Primera parte: Florete.

El Cuaderno Perdido de Leonardo da Vincise puede encontrar en Códice. Adolfo Suárez viene una vez más desde Ponferrada con Cajón de Sastre. Destaca en este puesto del librero berciano una edición de Automoribundia, de Ramón Gómez de la Serna. Valle y Cernuda en la portada de Retratos y Autorretratos de una Fundación de la que eran patronos Mingote, Berlanga y Fernando Fernán-Gómez. Batallas de la Biblia, en la librería valenciana Al-Tossal. Los tres mosqueteros, en Ramón Urbano, de Granada. Que eran cuatro, al revés que los cuartetos de Carnaval, que suelen ser de tres.

Cada puesto, con un nombre de referencia. El pintor Paco Cortijo, en la de la Universidad de Sevilla; Joaquín Romero Murube, conservador del Alcázar, en la de la Diputación; Diego Martínez Barrio, el sevillano que presidió la República, en la del Ayuntamiento, junto a un libro sobre la Operación Clavel. Barcos y caballos entre los mapas y grabados de Lawrence Shand. Parece una teoría del hipocampo. Epistolario de Zenobia Camprubí, la esposa de Juan Ramón Jiménez, en Raimundo. Hay una foto mítica de Marilyn Monroe leyendo el Ulises de Joyce. Un libro sobre la actriz junto a la biblia laica del escritor irlandés.

El Guerrero del Antifaz en Recuerdos. En el Asilo del Libro, de Valencia, juegan al corro nombres y adjetivos: El Ingenioso Hidalgo, La Concubina Perfecta, La Energía Liberada. Un hombre, con prisa, pregunta por Los renglones torcidos de Dios, de Torcuato Luca de Tena. Pasan por la Plaza Nueva, con distintos caminos, Paco Robles y Daniel Pineda Novo. Todo sobre Agatha Christie en Wizards Comics. En El Cárabo, librería valenciana, puede aprender un idioma en 7 días con el manual de Ramón Campayo. Si no hace progresos, aprenda a jugar al billar o al ajedrez.

Viaje por el pasado y el futuro. Por Andalucía con Pemán; por la Costa Brava, con Josep Pla. Días de lluvia y libros en la Sevilla que espera a la Navidad. Javier López Yáñez, el librero de Repiso, trabaja ahora en Madrid, pero se acerca a la Feria del libro del último otoño con la agenda pendiente de la feria de primavera, la del centenario de la revolución rusa.

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