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El Macarena crea una unidad para la atención precoz del ictus

  • La nueva área de Neurología se abrirá en primavera y contará con seis camas

Las cuatro primeras horas tras un infarto cerebral son cruciales para recibir asistencia médica a tiempo y reducir las graves secuelas de este accidente cerebrovascular como es la parálisis o la dificultad para hablar y tragar, entre otros problemas severos. Atender de manera precoz a las personas que sufren un infarto cerebral e impedir las complicaciones durante las primeras 48 horas es el objetivo de las Unidades de Ictus reclamadas desde hace años por las sociedades científicas que agrupan a los especialistas en Neurología y por familiares de los pacientes.

El Hospital Universitario Virgen Macarena ha puesto en marcha una reforma en el ala C en la séptima planta de hospitalización, Neurología, para crear una Unidad de Ictus que comenzará a funcionar previsiblemente la próxima primavera. Las seis camas que estarán dedicadas en el Macarena a atender de manera precoz a estos enfermos se sumarán a las otras ocho que existen actualmente en Andalucía, cuatro en el Hospital Virgen del Rocío y otras cuatro en el Hospital Carlos Haya de Málaga. Cada paciente que ingrese en esta unidad contará con un monitor en el que una enfermera especializada controlará de manera intensiva los principales parámetros, como son la tensión y el pulso, entre otros. "Se trata de prevenir complicaciones de otras enfermedades, ya que estos pacientes suelen sufrir otros problemas, como pueden ser infecciones urinarias, cardiopatías o diabetes", explica Guillermo Izquierdo, responsable de Neurología en el Hospital Macarena. Esta unidad contará además con un neurólogo de guardia las 24 horas y asistirá a una media de 400 pacientes al año.

Cuando una persona sufre un infarto o una hemorragia cerebral desde la propia ambulancia se activa el código ictus. El paciente entra por Urgencias, donde se le aplica un TAC para comprobar si se trata de una hemorragia o de un infarto. El accidente cerebrovascular o ictus más común es el infarto y está provocado por una obstrucción que impide el riego sanguíneo por parte del cerebro. Las neuronas no pueden sobrevivir mucho tiempo sin oxígeno y sin sangre. De ahí la enorme importancia que tiene una asistencia rápida y precoz. Una vez que los médicos confirman que es un infarto, el paciente recibe una medicación para eliminar la obstrucción o trombo con el objetivo de que la sangre vuelva a circular y recuperar así el tejido afectado. En el caso de las hemorragias causadas por la rotura de un vaso, el paciente se somete a observación y en casos muy concretos se puede optar por la cirugía para eliminar el hematoma.

Tras un ictus, las siguientes 48 horas son vitales para reducir las secuelas. "La evidencia científica demuestra que el éxito de la rehabilitación es mayor si se actúa en las primeras horas", añade Izquierdo. La unidad del Macarena contará con una sala para sesiones de Fisioterapia. Además, y "gracias a la colaboración del servicio de Rehabilitación, después de las primeras 48 horas los pacientes seguirán en tratamiento". Estas terapias permiten reducir hasta tres veces el coste social y de salud que supone la discapacidad que provoca el ictus.

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