Son y están

"Padres e hijos tienen que compartir el uso de internet"

  • Tras 40 años de actividad académica sigue en activo como una referencia de la generación que abrió paso a la dignificación social de la mujer. Experta en la relación entre educación y medios de comunicación, aplica sus conocimientos y experiencias a la actualidad para llegar a saber cómo son los jóvenes de hoy en día

LA cita es en la anochecida del pasado viernes. Regresa de Huelva, donde ha participado en unas jornadas sobre drogadicción. Y Felicidad Loscertales llega con una vitalidad contagiosa y envidiable que mantiene durante las dos horas de conversación, hasta que la ujier nos conmina a salir porque cierra la facultad.

Licenciada en Filosofía y Letras, de la Historia fue virando su trayectoria hacia la Psicología. Especialista en temas como la dinámica de los grupos, la imagen social de las mujeres, cómo vivir en familia los medios de comunicación, y el rol del profesor en la sociedad actual, entre las distinciones recibidas por Felicidad Loscertales cabe destacar la medalla de oro al mérito en la educación, concedida por el Gobierno andaluz.

Primogénita de un total de 5 hermanos, tiene 3 hijos y 8 nietos. Tuvo que superar el durísimo trance de perder a otros dos hijos en el transcurso de ocho meses. El mayor, a la edad de 23 años, falleció en un accidente de tráfico. Y la más pequeña, con dolencia cardiaca de nacimiento, murió a los 19 años.

Ahora, con 71 años, le han dado el rango de catedrática emérita y piensa seguir en activo, le quedan este curso y dos más. "Estoy con fuerzas y me siento bien. Cojo a diario el coche, nado dos veces a la semana, monto en bici sábados y domingos, y como hobby hago cerámica. Es muy estimulante la convivencia con los alumnos, aprendo mucho de ellos, amén de lo que me enseñan de nuevas tecnologías. Lo último, el programa Nero".

-¿Cuándo dejará de ser la mujer el eslabón débil de la cadena laboral?

-Si hay tantas juezas y profesoras es porque pueden ganar la plaza a través de oposiciones. Cuando las vías son otras para la realización profesional, sobre todo en las empresas, siguen levantadas muchas barreras hacia las mujeres, como la suspicacia de si van o no a querer hijos. Ya lo decía Santa Teresa, que estaba mal vista por ser una mujer que escribía mucho: ¡cómo los hombres nos ocultan a las mujeres!.

-¿Se cometen excesos en la aplicación de principios de género a cualquier aspecto de la vida social?

-Sí, hay excesos porque ha pasado a formar parte de lo políticamente correcto y hay una clara presión política. Yo me fío más de la evolución que de la revolución, los avances en la equiparación de la mujer no pueden lograrse de un plumazo, como se oye en algunos discursos llenos de los/las que son cachondeables. Luego está el problema de las cuotas. Creo que es mucho más importante mejorar la formación de las mujeres, para que no sea verdad que algunas poco preparadas para ser altos cargos se encuentran con la suerte de entrar en cupos por falta de competencia para ciertas especialidades.

-¿La conciliación laboral y familiar es una quimera?

-Resulta lamentable es que haya pedagogos de relumbrón que afirmen que el aumento de la violencia juvenil, el fracaso escolar y otras problemas sociales se debe a que las mujeres están menos tiempo en casa. Y no dicen nada de que los hombres están aún menos tiempo en el hogar y con los hijos. Lo dan por hecho como si no tuvieran la misma responsabilidad a la hora de criarlos y educarlos.

-¿Qué tendencia marca hoy la vida familiar?

-Me preocupa la brecha que se está abriendo en las familias entre los adultos y los jóvenes, como dos mundos que se ignoran mutuamente y tienen miedo de afrontar juntos sus problemas y desconocimientos. Por supuesto que hay familias donde no es así y los padres educan, juegan y salen con sus hijos, les inician en la socialización, les enseñan normas y límites. Los jóvenes están enganchados a las pantallas. Es un grave error que los niños tengan un televisor en su habitación. Los padres tienen que enseñarles a ver la televisión y qué es lo interesante y lo desechable. No ponerles ya delante del monitor cuando son bebés. La Asociación de Pediatría de EEUU recomienda que hasta después de los 3 años de edad no se ponga nunc a a un niño delante de la televisión, hasta el brillo es perjudicial para sus ojos. Los niños necesitan aprender estructuras lógicas que asienten su capacidad cerebral, y sólo es posible su desarrollo a través de la palabra. Delante de una pantalla se convierten en seres pasivos.

-Y en muchos hogares, el ordenador está sólo en manos del menor.

-Los padres han de aprender internet, y enseñar a sus hijos a manejar el ordenador y todo lo que ello conlleva, aconsejándoles sobre lo bueno (que lo hay en las redes sociales y los blogs) y lo malo. En caso contrario, están totalmente fuera de juego. La socialización siempre se había fraguado a través de capas concéntricas: los padres, la familia, niños cercanos (colegio, vecindario) y así sucesivamente. Ahora todo eso está trastocado.

-¿La acumulación de noticias de crisis provoca crisis personales?

-No creo que las depresiones las cause informar mucho de la realidad, sino la realidad misma. Muchos de mis alumnos procuran ganarse un dinero con trabajos temporales de todo tipo, y me comentan que, de unos meses para acá, no consiguen nada. Ni siquiera buzoneo. El desencanto que noto en ellos no procede de los telediarios sino de lo que viven en la calle.

-Cuando tiene lugar la desaparición de un menor, ¿el impacto mediático influye en los comportamientos de muchas familias?

-Sí, y eso ya empezó con el asesinato de las niñas de Alcàsser. Hay miedo en las familias. Vivo en una urbanización de Mairena del Aljarafe, y antes estaban abiertas las puertas de las casas, los niños entraban libremente de una a otra en sus horas de juego en la calle. Ahora todo está enrejado y sin niños en la calle. Pasa en mi propia familia. Tenemos una casa de veraneo en Punta Umbría y cada vez le ponemos más rejas. Ha calado la sensación de inseguridad aunque el porcentaje de episodios violentos es proporcionalmente muy bajo.

-En una Sevilla más libre y con más información, son llamativas las cifras de adolescentes embarazadas, de enfermedades de transmisión sexual, etc. ¿Qué falla?

-Hay más libertad de acción pero falta de información para saber qué hacer con esa libertad. En muchos hogares sigue sin hablarse de relaciones sexuales. Los padres sí les educan para que no crucen la calle si el semáforo está en rojo. La práctica sexual cada vez es más temprana y, sin embargo, cuando hablas con padres, te suelen decir: Mi niño (o niña) es aún muy inocente. Es lo que quieren creerse ellos.

-¿Qué le diría a la familia de Marta del Castillo?

-Lo que debe hacerse es darle cariño, apoyo y respeto. ¡Cuánto están sufriendo! Y ayudarles a superar un sentimiento de culpa que suele aflorar en estos casos, cuando se preguntan qué no habrán hecho bien en su educación, y se mortifican sin razón. Es muy importante que se sientan bien acompañados. Y eso supone a veces, en lugar de decirles que no lloren, invitarles a que lloren en tu hombro.

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